Malos tiempos para la lírica

25/01/2019
 Actualizado a 13/09/2019
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Cualquier día es bueno para lamentarse por cualquier tema, pero suele ocurrir que lo que deberían ser celebraciones muchas veces sirven para reflexionar sobre el tema en cuestión, el que nos duela a cada uno y la mayoría de las veces echarnos las manos a la cabeza.

Es por eso que aprovechando que ayer se celebraba el Día del Periodista, como si hubiera algo que festejar. Porque siguen corriendo tiempos – y no tienen visos de cambiar – en los que lo único que podemos hacer los afortunados en disponer de un huequito en la trinchera es pelear con nuestras insignificantes armas por hacer un periodismo mejor, no solo contando las cosas, sino tratando de hacerlo bien.

Porque parece que ya solo importa el llegar antes, no importa cómo ni qué mientras exista el botón de ‘editar’ en el gestor de la web para salvar los ridículos. A los que estamos en la guerra de la prensa escrita nos queda ya poco para tratar de ser interesantes a los románticos lectores que cada mañana abren el periódico y para mí eso pasa, más alla de descubrir temas, por intentar hacer que la manera en que se lo cuente le resulte suficientemente interesante al lector como para regresar a una información que ya conoce.

Como decían Golpes Bajos corren ‘malos tiempos para la lírica’ y por tanto para esa cara más literaria del periodismo que parece haber quedado ya reducida a las páginas de opinión o directamente a los libros. El valor de una buena crónica o de una noticia bien contada está tremendamente denostado y pocas cosas me producen más decepción.

Sin embargo, no queda otra que apostar por lo que te movió a meterte en una inservible facultad con pintade cárcel durante cinco años, disfrutar de poder vivir de ello, que no es poco e irte a dormir cada noche satisfecho de tu trabajo.

Ojalá poco a poco la sociedad abra los ojos, sepa en quién confiar a la hora de informarse, encuentre valor en algo más que la inmediatez y deje de lado a quienes torpedean la profesión, o lo que queda de ella, desde dentro para no volver a tener la sensación de haber escrito ya esta columna el año anterior.
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