Mal y tarde... como todos

15/11/2019
 Actualizado a 15/11/2019
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Solemos agradecer a los políticos que se muestren cercanos, que se comporten como uno más y que hagan las cosas que hacemos todos aquellos que no miramos la cuenta bancaria a final de mes con la sonrisa que solo puede mostrar un cargo público.

Es por eso que me he propuesto creer que el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos anunciado unas pocas horas después de las elecciones del pasado domingo es una oda al pueblo llano y me explico. Nada más español, nada que pueda identificarse más con nosotros que hacer las cosas mal y tarde.

A lo largo de mi vida he dejado los deberes del colegio de forma sistemática para el domingo por la noche, he recogido mi habitación tras la segunda amenaza de castigo, he dejado exámenes de la universidad para la segunda convocatoria esperando preguntas más sencillas y me las he terminado encontrando mucho más difíciles e incluso he mandado mensajes a altas horas de la madrugada sabiendo que al día siguiente me iba a arrepentir.

Es por eso que es inevitable comprender un poco todo esto con lo que nos obsequia la política patria. Lo que el domingo era la alegría de unos, el martes era resignación y viceversa. En lo personal, castigué con mi voto el ego y la incapacidad de ponerse de acuerdo, me sentí inevitablemente estafado tras lo del martes y a día de hoy permítanme que me sienta hasta un poco satisfecho. Tiempo habrá de decepcionarse con lo que hagan, pero reconozco disfrutar un poco la batalla dialéctica entre unos y otros peleando por decir la mayor barbaridad posible. Y es que si tienen que llegar las cartillas de racionamiento, espero que lo hagan antes de ponernos con las comidas de Navidad, que luego llega enero y no hay gimnasio para tanto propósito.
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