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Madrid y la salud pública

11/03/2021
 Actualizado a 11/03/2021
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La turbulencia política que sacude a la Comunidad de Madrid abre un camino de esperanza para mejorar la gestión de la pandemia en España. La acción de su Consejería de Sanidad ha obtenido unos resultados pésimos en la pandemia. Su impacto se ha trasladado a las autonomías limítrofes y a las de comunicación más intensa con la capital. Si cambia el gobierno autonómico de Madrid, la situación epidemiológica en España puede mejorar.

En Madrid se promueve una relajación de las medidas de control epidémico con respecto al resto del país. El uso de la mascarilla es menor, los seguimientos de los contagios nunca fueron estrictos, los test de diagnóstico no se aplicaron con ortodoxia, ni en la cuantía suficiente y la comunicación de fallecimientos y contagios por COVID 19 no fue fiable, haciéndose siempre a la baja.

El resultado es que en Madrid no sabemos el curso de la epidemia, pero se registraron 14211 fallecidos sobre 71727 en España: el 19,81%. Esto sucede cuando su población es el 14,12% del total, es decir, la mortalidad es mucho más alta en Madrid que en la media española. Además, cuenta entre las poblaciones autonómicas más jóvenes de España, con una proporción menor de mayores de 70 años, grupo con mucha mayor mortalidad frente al coronavirus. En conjunto, la mortalidad en Madrid por COVID 19 es de un 50% a 100% superior a la de la media española, considerando los tramos de edad más sensibles. En cifras absolutas puede registrar una de las mayores mortalidades de Europa.

Desde el punto de vista epidemiológico, Madrid se comporta como un reservorio del virus. La abundante gente joven de la autonomía mantiene un alto número de portadores debido a las relajadas medidas contra el contagio. Este contingente de infectados asintomáticos jóvenes, con altos ingresos económicos en muchos casos, han viajado cada puente a los lugares más diversos de la Península Ibérica, reinfectando y creando brotes en los lugares de destino. Así sucedió tras el puente del 12 de octubre, cuando Asturias y Cantabria vieron crecer sus casos después del paso de un numeroso contingente de madrileños.

No se trata de estigmatizar a una parte de la población, si no de generalizar las cautelas que se exigen al resto, para no derribar la estrategia de contención del virus en otras comunidades bien gestionadas epidemiológicamente. El episodio del Hospital Isabel Zendal, un barracón hospitalario, una nave corrida que separa con biombos a enfermos cuyo contagio se produce por el aire, es una dramática muestra de cómo han convertido el COVID 19 en una herramienta de propaganda. ¿Y el ‘hospital’ costó lo mismo que uno de verdad…?
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