10/05/2017
 Actualizado a 15/09/2019
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A Julia Ward Howe, posiblemente, debamos la celebración del ‘día de la madre’ cuando convocó a todas las mujeres de América y del mundo para protestar contra la guerra y proclamar el ‘día de las madres’. El fracaso fue estrepitoso; basta una mirada al panorama mundial para darse cuenta. Ni siquiera en Estados Unidos, su propio país, le hicieron caso. Es más, han hecho de la guerra un negocio con un mercado de muchos tentáculos. Fue el propio secretario de Estado, H. Kissinger, el que dijo que «el armamento era la locomotora de Estados Unidos y, el furgón de cola de la URSS».

Pero si la primera causa de Julia se frustró, la de las madres llegó a buen puerto; no por el afecto materno filial, sino por el aspecto comercial. Así, la fiesta llegó para quedarse.

Hace tiempo, una forma de salir del sistema, o de que te sacaran de él, era convertirse en madre soltera. Una de las perores desgracias que podrían sobrevenirle a una familia ‘decente’, por la moral imperante, pacata y gazmoña. Afortunadamente, las cosas han cambiado y lo que estaba mal hoy no escandaliza a nadie. Así, hay quienes optan por la maternidad o paternidad por libre. También existen los binomios padre-padre, madre-madre entre varones y entre mujeres.

Hay países, como Portugal, donde prima el apellido materno; posibilidad que hoy se da en España, también. Lo realmente estúpido es que las mujeres anglosajonas renuncien a su apellido por el del marido. Ni la propia Julia se libró del Ward de su esposo.

En otro plano, más frívolo, está, la listilla o superdotada Jodie Foster, que anduvo por el mercado semenil –no semanal- buscando la semilla de algún cimarrón pura sangre, como ella, para dar a luz un genio. No sabe que a veces la casualidad hace jugarretas.

Volviendo a al inicuo Kissinger –ya que lo mencioné– recuerdo que fue instigador y protector de los crimines y genocidios de Videla y Pinochet.

De aquella tragedia de asesinatos y desapariciones resultó uno de los dramas humanos y familiares más crueles. Las mujeres, madres y abuelas, no resignadas a perder a sus hijos, se unieron y nacieron “Las Madres de la Plaza de Mayo”. Una muestra palpable de todo cuanto una madre es capaz de hacer por un hijo. Todos los jueves se reúnen y ellos resucitan, mientras perdure el recuerdo.
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