05/05/2015
 Actualizado a 17/09/2019
Guardar
Escribo estas líneas en el domingo primero de mayo. Esta mañana una madre me presentaba, con cara de felicidad, a su hija recién nacida. Algún día la hija podrá sentirse orgullosa de su madre que, pese a todas las dificultades e inconvenientes, quiso seguir adelante con el embarazo.
Ayer, víspera del Día de la Madre, en algunas tiendas se agotaron las flores para regalar a las madres. En la tumba de mi madre ayer fue colocado un bello ramo de flores.

Y hoy domingo, al terminar la misa en la parroquia de Columbrianos, también se repartieron claveles para todas las madres. Seguro que hoy en todo el mundo muchísimas madres han recibido regalos y felicitaciones de sus hijos.

Por mucho que insistamos en la igualdad fundamental del hombre y la mujer, siempre habrá una diferencia muy grande: los hombres no pueden ser madres. Sin duda en ello el hombre sale perdiendo y sería un error muy grande pensar que la maternidad es una pesada carga que hace inferior a la mujer.

Lo triste es que así lo consideran la práctica totalidad de quienes nos gobiernan o aspiran a gobernarnos y por eso legislan para que las madres se puedan deshacer del fruto de sus entrañas, si así lo desean.

Todos nosotros hemos sido concebidos en el seno de una mujer y a través del cordón umbilical hemos podido respirar y alimentarnos. Nuestras madres nos han amado desde el primer momento, conscientes de que el niño que tenían dentro es el mismo al que un día podrían besar y sonreír mirando a sus ojos. Resulta inimaginable que una madre, si pudiera, cortara ese cordón que le une con su hijo a fin de que este dejara de vivir.

Pues bien, la realidad nos demuestra todo lo contrario y así en España cada hora son arrancadas del vientre sus madres trece criaturas humanas a las que no se permite seguir viviendo.

Digan lo que digan quienes tratan de justificar esto, además de demostrar una enorme perversión moral, están haciendo un flaco favor a la mujer en general y a las madres en particular. No deja de ser un insulto y una degradación de algo tan sublime como la maternidad.
Lo más leído