jose-luis-gavilanes-web.jpg

Madariaga y la ‘pérfida Albión’

13/10/2019
 Actualizado a 13/10/2019
Guardar
Hablando de Salvador de Madariaga, un breve boceto nos lo diseña como liberal antirrepublicano, puesto que hace una crítica de la democracia basada en los postulados de igualdad que conduce inevitablemente al predominio de las masas, negando los privilegios naturales basados en las desigualdades de talento, virtud, belleza, poder creador, etc. Sostiene Madariaga que el concepto emocional de la igualdad ha llevado a las democracias a un olvido de las diferencias de condición natural que distinguen a las personas. Como réplica propone una especie de «democracia orgánica unánime», caracterizada por una estructura corporativa, el derecho civil selectivo y elecciones indirectas para la representación del pueblo. Afirmaba que la democracia no ha de entenderse meramente en sentido numérico o estadístico, sino orgánico, y que las democracias liberales se han olvidado casi por completo del sistema orgánico de la sociedad. Madariaga se sitúa de este modo dentro de un elitismo burgués, democrático-conservador, muy identificado con las ideas de Ortega y Gasset. El principio básico es que en toda sociedad hay quienes mandan y quienes obedecen, pero se elude que quienes ‘deciden’ en última instancia no son las masas. Tanto para Ortega como para Madariaga, una nación es una masa humana organizada, estructurada por una minoría de individuos selectos, pero en una nación en que la masa se niega a ser masa, a seguir a la minoría directora, la nación se deshace, la sociedad se desmembra y sobreviene el caos social, la invertebración histórica.

Entre las muchas lucubraciones de un Madariaga que no quiso regresar a España mientras Franco la gobernase –ahora que estamos en el dale que te dale con‘brexit’ sí o ‘brexit’ no–, se encuentra aquella por la cual «el nacionalismo vasco es un invento inglés», que don Salvador le cuenta a José Antonio Jauregui en conversación privada (vid. J.A. Jauregui, ‘La España vertebrada’) ¿Qué le lleva al insigne liberal español a tan sorprendente y extraña conclusión? Tal vez como réplica a la fallida política felipista de invadir Inglaterra o mangonear en su política, Inglaterra o la Gran Bretaña quiso por todos los medios impedir y enflaquecer el poderío de una península ibérica políticamente unificada. Los ingleses le echaron el ojo, primero a Portugal, y luego a Gibraltar y el País Vasco. Consiguieron que Portugal se desgajase de un Estado ibérico. Gibraltar les salió también a pedir de boca al conseguir arrancar un pedazo del suelo español para su provecho. También se quedaron con Menorca durante un siglo, pero la devolvieron tras el tratado de Amiens de 1802. No debía de interesarles ya ni poco ni nada, pues tenían el peñón y con ello les bastaba para controlar el Mediterráneo. Se olvida Madariaga de los vinos de Jerez y las piritas onubenses. El nacionalismo vasco, ikurriña incluida, fue –sostiene Madariaga, según Jauregui– un invento inglés para quedarse con el puerto de Bilbao y con la industria vasca. La ikurriña se parece mucho a la bandera inglesa de la ‘Jack Union’. En efecto, ambas muestran una curiosa coincidencia: la misma cruz dentro de una equis. ¿Fue Sabino Arana un pelele manipulado por los británicos? Y apunta Madariaga otro hecho significativo: el de los dos mil niños vascos acogidos por la Gran Bretaña durante la guerra civil, asunto sobre el que existe un magnífico documental. ¿Por qué los ingleses acogieron niños vascos y no asturianos, gallegos, leoneses o castellanos? ¿Tendrá razón don Salvador, que sea el problema vasco cosa de la ‘pérfida Albión’?
Lo más leído