Luna García, la pintora de la 'mano rota'

La ilustradora leonesa, con una increíble historia de superación a sus espaldas, pues una grave lesión en la mano derecha, con la que dibuja, le obligó a pasar nueve veces por el quirófano, ha perdido la movilidad y tiene artrosis. Pese a ello... nada, mejor observa sus obras

Fulgencio Fernández
25/04/2021
 Actualizado a 25/04/2021
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Hace unos días se celebró en Villaquilambre una mesa redonda con ilustradores leoneses. Al final de la misma el dibujante de La Nueva Crónica, Lolo, le pidió a una de las participantes, a la que no conocía, que le enseñara sus trabajos. Lo hizo Luna García y Lolo fue tan sincero y espontáneo como es siempre: «¿Pero tía, ¿tú donde has estado metida? Hace mucho tiempo que no veo algo tan bueno».

Y hablaba Lolo simplemente observando la obra, sin conocer la historia de superación que, a mayores del evidente valor artístico, hay detrás de ella pues, vaya por delante, Luna García tiene prácticamente inútil su mano derecha, con la que dibuja. «Es cierto, ha sido un auténtico calvario desde quecon 15 años tuve una grave lesión, a la que sucedieron nueve operaciones que no han evitado que me haya quedado muy poca movilidad, artrosis y muchos dolores que me hacen pasar por la unidad del dolor cada cierto tiempo... pero no se puede una quedar parada, hay que salir adelante y te digo que soy feliz porque puedo hacer feliz a la gente, lo hice en trabajos anteriores, como monitora en un gimnasio, y lo soy ahora cuando arranco un gesto feliz a alguien que observa una obra mía».

Se recuerda Luna siempre pintando. Dice que desde que nació «aunque será un poco exagerado, peroes cierto que mis primeros recuerdos son pintando» y cuenta una anécdota que lo ilustra. «Me cuenta mi madre, pues yo no lo recuerdo, que con tres o cuatro años nos pidieron en el colegio que dibujáramos algo relacionado con el invierno y yo hice un paisaje nevado con un esquiador en el que llamaba mucho la atención un esquiador,por los numerosos detalles que le hice, su gorrito de esquí, los bastones... Nos llamaron después para pedirnos enviarlo a un concurso y ya lo ganó, por lo que formó parte de una exposición en el viejo Hotel Riosol; es decir, ya ha llovido desde entonces».Era un primer hito de aquella niña que era feliz pintando y que, con el tiempo, viviría otros momentos importantes aunque, como estudiante de la ESO,se decidió por la rama deCiencias. «Tienes quince años y no sabes bien lo que quieres, por eso nada más que acabé el Bachillerato y me tomé un año sabático quise dar un giro e ir a la Escuela de Arte, donde ya me dijeron que era extraño que entrara viniendo de Ciencias y, además, iba con la mano escayolada. Me lo pusieron prácticamente imposible, pero yo no desistí, que ha sido una constante en mi vida».Iba a la prueba escayolada. Había comenzado el calvario con su mano derecha, la de dibujar, pues Luna es diestra. «Ya había tenido la lesión y estaba operada; además en la rehabilitaciónme rompieron el hueso y tuvieron que hacerme un injerto de la cresta iliaca».

Y con su mano escayolada acudióa la prueba de acceso a la Escuela de Arte, con el sambenito añadido de ser la que venía del bachiller de Ciencias. «Nos dieron las láminas para el dibujo y vi que la que examinaba se fijaba en mí. Según tenía la mano derecha no me quedó más remedio que hacer el dibujo con la mano izquierda. Parece que no me salió mal, pues entré en la Escuela y creo que con muy buena nota y con la profesora un poco alucinada cuando le dije que era diestra solamente».

No fue la última vez que ‘tuvo que tirar’ de la mano izquierda. «Yo quería estudiar Bellas Artes pero no pude hacerlo pues no había facultad en León y me decidí porlo que me parecía más ‘cercano’ de las existentes aquí, Historia del Arte. Cuando estaba cursando la carrera seguía con mis operaciones y tenía que tomar muchos apuntes por lo que volví a acudir nuevamente a la mano mala y cogí práctica y velocidad escribiendo. De todo se puede sacar algo positivo, al margen de que siempre he tenido un manejo muy fácil y rápido de las manos; seguramente fruto de mi pasión por el dibujo desde niña».

Aunque su mano le causó muchos problemas, al margen del intenso dolor o que retrasó tres meses una operación para preparar la Selectividad y poder estudiar la carrera, Luna siempre siguió adelante. Dibujando. Estudiando. Viviendo. «Después de la carrera hice Diseño Gráfico, que también me gusta mucho, pero la verdad es que el profesor pasaba mucho de mí porque lo que le molaba eran mis dibujos. Hice después las prácticas en Everest, que podría haber sido una salida pero ya era la época en la que la empresa estaba en muy mala situación, creo que cerró muy pronto».

Ahí sigue. Le encantaría dedicarse a la ilustración —«iba a hacer una exposición y la frustró la pandemia, como tantas cosas»— pero con un envidiable espíritu positivo y solidario en todo aquello que emprende. «Solamente trato de que la gente sea feliz a mi alrededor». Y también me encanta el trabajo que hago ahora, de diseñadora de cocinas y baños, en todo puedes tu firma y tu impronta».

«Pero sus obras son una pasada», insiste Lolo que reitera que «hace mucho que no he visto nada tan bueno».
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