Luces y tres casas abiertas "donde se inventó la nieve"

«La cuenta se echa muy fácil de los que estábamos aquí en Nochebuena: En mi casa Juan y Cundi y yo, tres conmigo; cuatro en casa de Bayón, Ángeles, Rubén, Óscar y él;y Pili y Benigna... nueve, tres casas abiertas».  Quien echa las cuentas es Sonia, la novena habitante de Casares de Arbas, un pueblo que tiene fama de ser uno de los que más nieva de la provincia y que en la mañana del Día de Navidad hizo honor a esa fama y amaneció con una capa curiosa... «nada, una farraspadina», dicen sus vecinos. acostumbrados a que de la iglesia que se ve en la fotografía sólo se vea por encima de la nevada su espadaña.

- ¿Y Tomás y Matilde, los del Mesón González?
- Calla hombre, ¿no lo sabes? Tomás está ingresado, que lo operaron, pero decía que le daban el alta ayer y no se la dieron, ahora dicen que mañana... a ver si se la dan y vuelven pronto, aunque esté cerrado el bar pero bueno.
- Por si hay que hacer migas.
- Eso digo yo, que las migas de los pastores no hay quien las haga como él.

Además de por sus nevadas tiene fama Casares por su rico folclore, por sus pandereteras —murió Marucha hace unos meses y eso se nota—y por su ánimo ‘comunitario’, que han vuelto a poner de manifiesto en estas fechas navideñas.

- ¿No has visto cómo tenemos adornado el pueblo?
- Ya me fijé.
- Pues hemos sido nosotros, que aunque seamos pocos tenemos ánimos suficientes para poner las luces y que la gente que pasa vea que estamos aquí y que seguimos siendo los de Casares, como toda la vida.
- ¿Y cómo pasasteis la Nochebuena?
- Pues en las tres casas que somos, que ya sabes que no se puede hacer otra cosa. A ver si pasa este bicho.

A ver. Y que vuelva a ser Casares el pueblo de las tradiciones, de las luces y vuelvan a sonar las panderetas en las cocinas en estas noches de fiesta y nieve, aunque siempre se notará la ausencia de Marucha.

Y que vuelva Tomás... para las migas.