Imagen Juan María García Campal

Luces, Sánchez, luces

30/11/2022
 Actualizado a 30/11/2022
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Lo confieso, esta vez me ha sorprendido y agradado la colorida iluminación que como cada año por estas fechas (no me refiero a las de los diversos ‘black’ que nos han bombardeado) invade algunas de nuestra calles y plazas. No creo que se deba, aunque todo puede ser, a una merma en mi espíritu crítico; aunque con tantas mentiras, exabruptos y ruidos que uno escucha, bien puede que no me quede fuelle para cosa tan usual como esta en nuestra cultura por más que cara esté la energía eléctrica y más si tenemos en cuenta los avances tecnológicos que, de alguna manera, minoran su impacto en el gasto público.

Así, a los angelotes trompeteros que anuncian la buena nueva según la fe de algunos, quedándome laico y agnóstico, yo preferí verlos como a dos críos –o cría y crío, no me la busque por no diseccionar el plural genérico– plenos de la bondad, belleza e inocencia, propias de los espíritus angélicos, que avisan de la llegada del invierno o del nuevo año o sencillamente de las vacaciones escolares, que a quién no le gustaron. E igual pienso de las mallas de luz que, cual multicolores copos de nieve, engalanan algunas calles.

Aunque quizá todo sean las añadas acumuladas y un memorioso regreso a la infancia –a la que, aclaro, no tengo por patria–, o que vea las luces como coloridos asteriscos que me convocan a la esperanza de unos mejores días y al recuerdo de aquellos que en mi memoria, cada día, me exigen mi mejor versión. Claro que, seguro, algo tendrá que ver también mi nueva condición de abuelo y me hagan imaginar las caras de sorpresa y descubrimiento de mi nieto y las sonrisas que ya estará dibujando.

Sí, me agradan estas festivas luces. Es más, creo que son muy necesarias, pues cada día las echo más de menos en algunas cabezas con predicamento en la cosa patria. Esta misma semana, por ejemplo, he echado de menos luces en dos cabezas, ambas apellidadas Sánchez. Una, la del voxista Víctor Sánchez tras su postrera y esperpéntica arenga en la última sesión del debate de presupuestos. Qué personaje, que cámara negra, qué oscuridad. Otra, la del presidente Sánchez hablando de porqué cree él que pasará a la historia. Lo peor no es que lo haya dicho, allá cada cual con su propia estima, sino que haya dedicado tiempo a pensarlo. A ambos: ¡Más luces!

¡Ah dioses!, menos mal que está M. Rajoy con su habitual clarividencia para iluminarme con su «Alemania es Alemania» y «si el balón está en el área del otro no te van a meter un gol». Tiemble ‘El Mundo Today’.

Buena semana hagamos y tengamos. ¡Salud y luces!
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