En total, la protectora astorgana cuenta con casi 40 animales; más de una veintena de perros y acercándose a esa cifra los felinos. Estos datos se mantienen de un año para otro, pero según los voluntarios de Apada es especialmente preocupante últimamente las llamadas que reciben por estos últimos. «Antes nos llamaban por unos 15, y ahora ha subido hasta 50», afirman. Este problema, además, se ve agravado porque los gatos no pueden estar en la perrera, por lo que estos entregados animalistas los acogen en sus casas a la espera de poder darlos en adopción. Las redes sociales son lo más efectivo para ello y cabe destacar que los entregan en las mismas condiciones que a los perros, con contrato y esterilizados.
Reformas en la perrera
Las instalaciones de la perrera de Astorga han sido sometidas a varias reformas, por otro lado muy necesarias para los animales. Entre otras cosas, se han subido los muros exteriores para dificultar el acceso a personas externas. También se han sustituido alambradas interiores por muros que evitan posibles riesgos para los perros. Además, se ha cerrado una parte de patio de unos 10 ó 15 metros cuadrados para que los animales puedan andar sueltos. Por último, se ha saneado el pozo para que las aguas deriven a donde deben. Unas reivindicaciones que llevan planteadas desde hace años por el personal que atiende a los animales y que ya, por fin, han sido escuchadas. Pero en la protectora todavía queda mucho más trabajo que hacer… Los voluntarios de la perrera acogen a los gatos en sus casas a la espera de poder darlos en adopción En lo que respecta a las iniciativas que lleva a cabo Apada se encuentran los paseos que realizan en ‘Santa Marta’. El propósito este año fue recaudar fondos para poder vacunar a los cánidos. Objetivo conseguido. «La gente cada vez está más implicada», aseguran desde la Asociación. Esta propuesta también trata de sensibilizar a la población sobre el problema de los abandonos y las adopciones. Y es que, desde Apada insisten en la necesidad de acoger a los perros mayores. Una tarea complicada, ya que son raros los casos de gente que quiere darles una oportunidad. Aproximadamente se adopta un perro adulto cada dos años. «Siempre le decimos a la gente que los cachorros son maravillosos, pero los abuelos dan mucho cariño y son más tranquilos. Hace poco dimos a Portos, el perro más anciano de la perrera. Nadie daba un duro porque se adaptara a su nuevo hogar y nos sorprendió. Se adaptó mejor que ningún otro perro. Los ‘yayos’ –como les llaman cariñosamente- son un regalo», relatan desde Apada. Además de los paseos, esta organización sin ánimo de lucro también participa en otras propuestas como el ‘canicross’ de Navidad, está presente en las ferias que se organizan en la ciudad y cada año celebra ‘Los reyes perrunos’; una propuesta que se celebra todos los meses de enero, cada año con más acogida.