"Los versos del buscador de nidos"

A Ángel Barja siempre se le pone el apellido de "músico" y cierto es, pero también le gustaba escribir y se inspiraba en lo mismo que para sus composiciones, en la naturaleza, "le encantaba buscar nidos", dice su ciudad

Fulgencio Fernández
05/12/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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'Salmos de la meseta’ es el título del libro que recoge los poemas que Ángel Barja había ido escribiendo y publicando en la prensa leonesa pero que no habían visto la luz en forma de libro en vida, ni muchos años después. Hasta que hace unos meses apareció en Eolas Ediciones gracias al trabajo de selección de Alfonso García, quien ya había trabajado con Barja en otro viejo proyecto literario, Música y poesía para niños (Editorial Everest), una selección de poemas de autores españoles e hispanoamericanos, realizada por Alfonso García, en la que se recogía la música que para diez de ellos escribió Barja.

Y este martes por la tarde, a las 19.30horas yen el Auditorio que lleva su nombre tendrá lugar la presentación de este poemario ‘Salmos de la meseta’. En el acto intervendrán entre otros,su siempre discreta viuda Begoña Alonso; Amancio González, escultor, ilustrador del poemario y autor también de la portada; el músico y fotógrafo Juan Luis García, profesor del conservatorio; Belén Ordóñez,pianista y profesora del conservatorio y Héctor Escobar, de la editorial Eolas, quien celebra que «al fin lo podamos presentar pues cuando salió, por unas u otras razones, no hicimos nada con él y creo que no deberíamos dejar pasar este año, cuando se cumplen treinta años de su fallecimiento».

Llegaeste martes la presentación justo en el momento en el que se está celebrando, extrañamente con muy escasa difusión, la 29 edición del Memorial Barja y los ya citadostreinta años de su fallecimiento, en 1987.

Su viuda, Begoña Alonso, emocionada como cada vez que se recuerda a Ángel Barja, agradecida pero remisa a aparecer en público —«para mí es suficiente con que se le recuerde a él»— recuerda cómo al fallecido músico también le gustaba escribir, lo hacía cada semana para esos ‘Salmos de la meseta’ que publicaba en el Diario de León y que ahora forman parte de este libro que hoy se presenta. «A él lo que más le inspiraba era la naturaleza, como en su música. Le encantaba salir al campo, observar a los animales y buscar niños, no para cogerlos, ni tocarlos, para verlos. Sentía fascinación por buscar nidos».

Recuerda Alonso que muchas veces estaba en casa trabajando y se iba a dar una vuelta. «Cuando regresaba y le preguntaba dónde había estado me decía:en el campo, buscando inspiración».

Inspiración que llevaba a su música pero también a sus versos, «a sus salmos».

Versos, salmos, como «La meseta se mueve en un tiempo intermedio; / sobre sus lejanías se ha parado la historia. / En la arcilla reseca suenan siglos antiguos; / una legión romana la cubrió de caballos. // El labrador confunde con ella sus arrugas, / a su rostro se suben los surcos de la tierra. // Pesadamente, el mulo tira por el arado; / su piel encallecida no recuerda los prados. /Entre los trigos verdes hay caminos de hierba, / por ellos el rebaño va buscando el ocaso».

De ellos escribía quien los seleccionó, Alfonso García, cuando apareció el libro:«Los versos de este libro son la evidencia de cómo el Barja músico se complementa con el poeta, si es que puede disociarse. La sensibilidad, la reflexión, la capacidad o el intento de ver el mundo desde el interior de la condición humana no tienen fronteras».
En los apuntes de su autobiografía que el propio Barja escribió en la revista de la Casa de León en Madrid hablaba de ese inicio común en el mundo de la música y el de la literatura, cómo creció en plena naturaleza y adquirió esas costumbres de las que habla su viuda. «Desde muy joven componía pequeñas piezas para piano y otros instrumentos, como también melodías sobre textos de Rosalía de Castro, Gustavo Adolfo Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, entre otros poetas que yo leía. A los quince años hice mi primera obra coral, Campanas de Bastabales, de Rosalía de Castro. (...) Años felices de pasión por la música, la literatura y la filosofía. Compuse muchas obritas ocasionales, músicas para el teatro de Gil Vicente, Calderón de la Barca, Buero Vallejo y otros».

Son muchos los paisajes leoneses que Ángel Barja llevó a sus salmos: La ribera del Esla, Valporquero, Cármenes, los Picos de Europa, el Teleno, Val de San Lorenzo, Castrillo de los Polvazares, Compludo... basta con viajar a sus salmos para disfrutarlos.
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