Los vendedores del rastro: "Nos quedamos sin comer"

El sector, en el que trabajan unas 350 familias de León, reclama poder volver a Papalaguinda cuando mejore la situación sanitaria en la capital leonesa

S. Jorge
18/10/2020
 Actualizado a 18/10/2020
Imagen de archivo del rastro en Papalaguinda. | MAURICIO PEÑA
Imagen de archivo del rastro en Papalaguinda. | MAURICIO PEÑA
Los vendedores del rastro de León están desesperados. Llevan sin poder vender prácticamente desde marzo, con el único alivio de poder sacar sus tiendas móviles al paseo de Papalaguinda durante el mes de agosto, y solo a la mitad del aforo. Pero a principios de septiembre se volvió a cerrar por iniciativa del Ayuntamiento de León para evitar aumentar los contagios. «No somos inmunes, pero nos quedamos sin comer», explica uno de ellos, en representación de un sector del que viven unas 350 familias y que ahora ven peligrar su único sustento vital.

Según explican, han sido varias las veces que se han reunido con los representantes del Ayuntamiento, pero no ha habido acuerdo para volver a Papalaguinda. Ahora entienden que con el cierre de la ciudad y las medidas drásticas para aliviar la curva de contagios es normal que se clausure el rastro dominical, pero esperan volver en cuanto la capital se recupere. «La ciudad fue la última en volver a tener mercado de toda España, y se cerró cuando aún no era grave la segunda ola», explica uno de ellos.

Según apuntan, el error fue que durante el mes de agosto solo se podía el 50 % del aforo, tanto en lo que se refiere a público como a vendedores. «Pero se redujo a la mitad el espacio», explican, por lo que todo estaba concentrado en menos superficie y, por consiguiente, el riesgo de contagio era mayor. «Se podía haber tenido todo el espacio habitual y así separar más los puestos», resaltan.

De hecho, uno de los objetivos de este colectivo es que se pueda volver a trabajar con la máxima normalidad posible, pero siempre que se controle la afluencia para así evitar los riesgos. «Propusimos que la Policía Local fuera quien permitiera que se entrara si había salido más gente, pero nos dijeron en el Ayuntamiento que no está para eso», apuntan, de ahí que muestren su malestar por esta situación, que se lleva alargando varios meses y que, según recuerdan, les está afectando económicamente de forma considerable. De hecho, apuntan que son un gremio de autónomos que pagan sus impuestos pero que ahora no pueden trabajar en León.

Eso sí, agregan que esta situación no se vive en otros municipios de la provincia, pero tampoco en ciudades como Valladolid, Burgos o Salamanca, pese a que sus datos sanitarios «son peores». «No concuerda lo que está haciéndose en León», añaden desde un colectivo que lo está pasando mal: «Estamos hablando de comer, vivimos al día y venimos de otra crisis».
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