"Sueñan las pulgas con comprarse un perro". Es de esas frases que se te quedan, no se bien de qué, no se de quién, pero le quedaría como anillo al dedo a Eduardo Galeano. Y si la frase no es suya, que se la devuelvan al dueño verdadero.
Mira el perro. Feliz con su dueño, caminando ajenos a toda preocupación pues el gato, más feliz aún, viaja en mochila y vigila para que si viene algo por detrás, que sean abrazos.
O pulgas en busca de perros, por qué no.
Mientras paisano, perro y gato viajan, despreocupados, siendo la envidia de las pulgas que buscan perro, en todas las cadenas de televisión nos repiten una y otra vez imágenes de un paisano grande que va camino de la cárcel, e ilustran su ejemplar vida de lujos paseando con un perro que por nada del mundo le daría cobijo a las pulgas que sueñan con comprarse un perro.
Son lo más parecido a la viñeta del pobre en su esquina el día que el periódico anuncia que el hombre más rico del mundo es un español de Busdongo. El hombre le dice a su perro: «No dejo de pensar en la cantidad de problemas que tendrá ese Amancio Ortega, tantas tiendas, tantos empleados...».
- Y lo que tendrá que madrugar para atender tanto negocio; matiza el perro.
Ya se lo que estáis pensando pero de alguna manera tendremos que consolarnos aquellos que nos acaba de llegar la carta del banco en la que nos informan de cómo van nuestras cosas con los números rojos, que son como las pulgas que buscan perro.
Y piensas en lo mal que lo estará pasando Maxim Huerta. Lo bien que le vendrían un perro y un gato.
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