Los retos de la Sanidad rural

Alberto del Pozo Robles
22/01/2020
 Actualizado a 22/01/2020
Es sabido por todas y todos que la Junta de CyL ha diseñado un plan para dar respuesta a los problemas que acucian a la sanidad rural, titulado ‘Nuevo Modelo de Atención Primaria Rural’, y que al hacerlo público ha provocado en diversos sectores una sensación de rechazo y protesta generalizada… Analizando detenidamente este documento sorprende cómo comienza relacionando los 35 años del Decreto 137/84 con la reciente irrupción de la Declaración de Astaná (OMS,2018)... destacando lo «moderno y progre» de su narrativa con lo ambiguo e imprevisible de la financiación y organización funcional de «su criatura», así como el desconocimiento profundo sobre la realidad rural que denota... Es muy peligroso intentar reconvertir la prometedora Declaración de Alma-Atá (OMS, 1978) que inspiró la reforma de la Atención Primaria, en la más «posmoderna y líquida» Declaración de Astaná, que no supone sino un más que sospechoso resquicio a la colaboración público-privada y a la posterior privatización.

El documento de la Consejería contiene algunos aspectos interesantes desde el punto de vista teórico y formal... pero es un documento muy verde, sin concreción, con elementos perversos, y muy superficial... Desde luego, en opinión de muchos expertos/as, y con todo respeto hacia otras posiciones, las organizaciones defensoras de la sanidad pública NO deberían aceptar estas «piruetas» tan inconsistentes....

El documento no ofrece peso ni credibilidad. Está redactado desde el desconocimiento de la atención sanitaria rural y de su entorno. No hay ni indicios de consignación presupuestaria específica, y la Consejería está demasiado «pelada» como para afrontar el gasto que supondría poner en marcha ese proyecto, con la dotación tecnológica que precisaría el equipamiento de los Centros Rurales tal y como la Consejería propone. Sin asignar un incremento presupuestario sustancial para la AP (poco probable y menos verosímil), difícilmente podrá ponerse en práctica su proyecto. No debemos olvidar que hace unos meses, en una comparecencia del Sr. Igea en la Comisión de Sanidad del Congreso de Diputados, él mismo afirmaba que «la solución para la AP pasaba por incrementar el presupuesto de la AP hasta un 20% del presupuesto sanitario total”. ¿Lo hará la Junta de Castilla y León?

Redefinir un modelo de AP Rural no exige sólo reestructurar territorio o dotar los EAP de más médicos/as, sino que debería implicar de forma irrenunciable el redefinir el «modelo conceptual» de lo que el medio rural necesita en materia de salud. Porque quizá no se necesiten mas médicos/as (o quizá sí) pero, por el perfil demográfico y de morbimortalidad de nuestro medio rural, lo que sí se necesita es más enfermería, mas fisioterapeutas, más promoción de la salud colectiva, más trabajos sociales, geriatría, farmacia comunitaria, coordinación sociosanitaria eficaz y efectiva... e infraestructuras,… unas infraestructuras y medios que deben facilitar el acceso desde el profesional al paciente, manteniendo una relación médico-enfermo racional sobre planteamientos científicos, y también, obviamente, facilitar el acceso desde el paciente al profesional… Combinar la rentabilización efectiva de nuestros/as profesionales altamente cualificados, con la necesidad de mantener la proximidad de estos profesionales con nuestros ancianos, crónicos, etc…ese el reto…un reto que no sólo debe implicar a la Consejería de Sanidad sino también a otras administraciones y sectores… A lo mejor, este momento puede ser el ideal para auditarnos a nosotros mismos, auditar la eficiencia de nuestro sistema actual (más allá de los recortes y de su terrible impacto en la sanidad) para así poder llegar a la conclusión de que deberíamos impugnar lo que veníamos haciendo hasta ahora, incluso cuando teníamos «suficientes médicos/as», para así comenzar a reconocer que debemos hacer otra cosa, que debemos hacer algo más útil, o quizá para saber lo que NO debemos hacer… Y desde luego, no es eso lo que insinúa el defraudante proyecto de la Consejería.

A la Consejería le pierde el mismo vicio que a muchos políticos/as, y es la tendencia a vislumbrar los problemas sin analizarlos en profundidad, con la «luz de cruce», sin aceptar que los problemas complejos (y el de la sanidad rural lo es) sólo se solucionan con análisis serios y medidas complejas, integrales e integradoras. En la gestión pública no se puede pensar en los ciudadanos/as sólo como simples poseedores de un voto cada cuatro años… y si hablamos de gestión de salud, mucho menos. Se nos olvida nuestra obligación de aspirar a una gestión que genere salud, a una «salutogénesis» que los ciudadanos/as deberían percibir de forma directa, y que nosotros/as debemos proporcionársela. En esto, el «progresismo sanitario» debe ser más valiente y arriesgar… Se impone hacer más análisis, más debate, menos demagogia, más generosidad y se impone también el saber despojarnos de intereses localistas y pedáneos que, a veces, enturbian el escenario… un escenario que, además, dentro de 10 años será muy diferente tal y como avanza la despoblación rural… una despoblación tan dramática como quizá imparable, con o sin servicios públicos… pues la actual despoblación ya se viene gestando desde hace años, cuando entonces aún no habían aparecido los recortes sanitarios, épocas en las que a muchos de los alcaldes/sas les importaba muy poco la salud de sus convecinos y menos aún el estado de sus «lamentables» consultorios locales, sucios, gélidos como iglús, con un instrumental del pleistoceno y, según qué días, hasta sin luz eléctrica…consultorios a los que se tardaba en llegar horas, y quizá para nada… Desde luego, esto no supone estar a favor del «cierre de consultorios locales», sino que debemos admitir que el desafío que tenemos ante nosotros es que algunos de esos espacios sean utilizados de otra manera, más acorde con otra forma de entender la salud y la atención en salud, una atención que, para deshacer entuertos adquiridos tradicionalmente desde los chamanes, no tiene porqué ser exclusivamente médica.

Quienes hemos ejercido años en el medio rural (y en zona minera) y hemos pasado consulta periódica en los esos «consultorios locales», siempre acabábamos preguntándonos qué tipo de medicina hacíamos allí, así como cuál era la calidad de la asistencia que éramos capaces de prestar a los ciudadanos/as … y sin embargo la gente estaba agradecida porque se les escuchaba, y es ahora cuando se valora y cuando nos recuerdan con nostalgia… En aquellos años, ante la desesperanza, aislamiento y soledad de ese «agrio» ejercicio profesional, algunos sólo supimos encontrar alguna explicación y justificación en los textos y experiencias de un colega galés y marxista, que también ejercía en un medio minero como el nuestro y que se convirtió en modelo a seguir, el profesor Tudor Hart… Y nos enseñó que compaginar la eficiencia, conocimiento y rentabilización profesional de nuestra presencia allí, con la necesidad de que esta gente «sin voz» siga siendo escuchada y atendida, es nuestro dilema hoy, aquí y ahora… Y soluciones hay.

Alberto del Pozo Robles es médico y miembro de la FADSP de León
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