"Los relatos comparten una misma visión satírica del mundo"

El leonés Gabriel Rodríguez presenta hoy en ElGran Café la obra ganadora del Premio Libro de cuentos Fundación MonteLeón

Joaquín Revuelta
15/01/2015
 Actualizado a 06/09/2019
Héctor Escobar, Gabriel Rodríguez y Dionisio Domínguez en la entrega del Premio Libro de cuencuentos de la Fundación MonteLeón. | VICENTE GARCÍA
Héctor Escobar, Gabriel Rodríguez y Dionisio Domínguez en la entrega del Premio Libro de cuencuentos de la Fundación MonteLeón. | VICENTE GARCÍA
El pasado 22 de diciembre se le hacía entrega al escritor y docente leonés Gabriel Rodríguez García del 52 Premio Libro de cuentos Fundación MonteLeón por ‘Maestro, extráigame la piedra’, una obra publicada por Eolas Ediciones y que hoy se presenta en El Gran Café en un acto que dará comienzo a las 20:30 horas y que contará con la presencia del autor y del editor Héctor Escobar.

De ‘Maestro, extráigame la piedra’ el jurado presidido por Rogelio Blanco y del que también formaban parte Luis Mario Gómez y Margarita Torres Sevilla señaló que se trata de una obra "brillante, con pulso narrativo, cargada de humor, donde el autor leonés combina una mirada a los clásicos con elementos de modernidad, destacando asimismo la originalidad de los argumentos".

Tenemos un sistema muy bien armado que también está preparado para asimilar la crítica sin tambalearse Gabriel Rodríguez reconoce que se trata de un libro que reúne veintidós relatos escritos a lo largo de nueve años y que comparten «una misma visión satírica del mundo y casi de ensañamiento con la realidad". Muchos de los relatos que conforman el libro plantean situaciones propias de la ficción, como pueden ser un grupo de náufragos, una tribu africana o un pueblo del Oeste, a las que Rodríguez procura dar "un sentido nuevo que invite a la reflexión".

Humor negro

Más que hablar de la crisis que nos atenaza desde hace algún tiempo y que está de alguna manera presente en la publicación, ‘Maestro, extráigame la piedra’ es una obra que conecta con algunos de los escritores que más admira Gabriel y que comparten ese humor negro que a su juicio no exclusivo de este país. "A veces te encuentras con una novela ambientada en la Europa central de principios de siglo y te reconoces también en la situación. Me gusta jugar con la idea de que todo está descontextualizado y de que en la época del hombre de las cavernas ya había especulación inmobiliaria con las cuevas y en fín...", ironiza este bioquímico leonés que fue alumno del Taller de Escritura de Madrid y de la Escuela de Escritores y que en la actualidad enseña Física y Química a alumnos de secundaria en Salamanca.

Gabriel Rodríguez considera que su formación digamos científica le ha hecho ser más sistemático a la hora de enfrentarse a la lectura. "Pienso que te da una forma distinta de leer, de sistematizar la información, pero también al revés porque yo creo que la narrativa, sobre todo la novela pero también el relato, al final son relaciones de causa efecto, igual que la ciencia. Entonces hay grandes escritores que a mí me gustan mucho, como Conan Doyle, el de Sherlock Holmes, que son muy científicos en cuanto a su concepción de las cosas".    
     
Tener una formación científica que te da una forma distinta de leer, de sistematizar la información Esa base científica está reflejada también en cierto modo en el título del libro, ‘Maestro, extráigame la piedra’,  que Gabriel Rodríguez tomó prestado de una conocida pintura de El Bosco. "La intención del título es satírica y hasta un poco provocativa porque lo que denunciaba El Bosco era un poco la credulidad de las gentes, pues se suponía que la locura estaba ocasionada por una piedra en la cabeza y el paciente del cuadro se pone en manos de un presunto cirujano. Era una pintura bastante crítica para su época y el libro intenta rebelarse, dentro de mis humildes posibilidades, contra todas esas cosas: el adocenamiento del pensamiento, el lenguaje políticamente correcto, el pensamiento único. A veces conviene ser un poco más incisivo".

El autor leonés cree que la crisis nos ha sacado un poco del letargo en el que nos encontrábamos, aunque no tiene muy claro cuánto va a durar la situación. "Tengo la impresión de que en los últimos dos o tres años no hemos descubierto nada que no supiéramos hace quince. Lo que pasa es que hace quince éramos lo suficientemente hipócritas o vivíamos lo suficientemente bien como para mirar hacia otro sitio. En ese sentido contemplo con cierto optimismo un sentido crítico que está apareciendo en ciertos sectores sociales. Pero dicho esto tenemos igualmente un sistema muy bien armado que también está preparado para asimilar cualquier tipo de crítica sin tambalearse. A veces no podemos cambiar muchas cosas injustas que existen a nuestro alrededor, pero tenemos la obligación moral de denunciarlas y de reírnos de ellas, empezando por nosotros mismos", concluye.
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