Los recuerdos ‘fashion week’

Míralos, uniformados, con una cacha de construcción artesanal por algún vecino del pueblo, sombrero de los domingos para quedarse en el atrio de la iglesiaen la misa mayor e ir después todos juntos al vermú, pantalón de tergal, chaqueta de lana o jersey de la furgoneta ambulante de tejidos que cada pocos meses recorre la provincia con sus última novedades.

Es la pasarela de ‘Los recuerdos fashion week’ o, en castellano, lo que un vecino llama la Avenida de los filanderos, que así dicen a los filandones en muchas comarcas de la montaña.

Caminan todos en la misma dirección, por la calle que desemboca en el centro social donde juegan la partida como han hecho toda la vida en la cantina del pueblo.  Después se detienen en los bancos del parque, hacen con sus cachas dibujos en el suelo mientras desgranan los mismos recuerdos, añoran los mismos sudores, lamentan los mismos trenes perdidos, celebran las romerías bailadas, los besos robados a las prohibiciones, los tiempos que fueron mejores no por pasados sino por la vida que a ellos les quedaba por delante.

Y reflexionan sobre qué ocurriría si los jóvenes de entonces vistieran como los de ahora, hablaran como los que están sentados en la hierba, se besaran como se besan en los bancos cercanos, como sus nietos.