Los rastreadores

Pensábamos que era una nueva profesión, más útil que nunca en estos tiempos pandémicos, pero resulta que lleva años desarrollándose y ahora que el virus sigue circulando por España casi tanto como hace unos meses, están doblando su actividad para así poder sacar un gran beneficio de todo lo que pasa. Son los rastreadores. Pero no me refiero a esos profesionales que buscan los contactos de los contagiados, o los contactos de los contactos, y van más allá si hace falta, con el objetivo de que se localice a todas las personas contagiadas para así lograr que se paralice la transmisión del Covid.

Hablo de esos otros profesionales expertos en la escoria, que buscan y rebuscan todo lo posible para que no quede una culpa que arrojarse, no sea que veamos las verdaderas responsabilidades de cada uno de ellos.

Que en Madrid y Cataluña se incrementen cada vez más los casos está directamente relacionado con que la capacidad para rastrear (la buena) sea ínfima en comparación con otros territorios, pero sí aplican perfectamente la tradición de echar la culpa a los demás. Los despropósitos se extendieron desde el primer día más rápido que el propio virus, y afectó a todas las administraciones, incluido el Gobierno.

Y ahora, mientras los ciudadanos criticamos a los políticos, tenemos que dar un paso al frente para demostrar que somos mejores. Como esos que aún no se ponen la mascarilla para así dejar claro que están por encima de la ley... hasta que son pillados. O los que aplican las normas según les convenga. Por suerte son excepción y la aplicación de las medidas de higiene y distancia social están ya introducidas entre nuestras tareas cotidianas, por lo que al virus lo tenemos un poquito más lejos. Y eso que hay quien nos lo pone difícil.