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Los quintos del 80

06/08/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Un grupo de quintos de 1980 de Fabero se reunió para cenar equis años después. Para muchos habían transcurrido infinitos veranos sin encontrarse. E infinitos inviernos, primaveras y otoños. Demasiado tiempo que no fue obstáculo para, entre todos, rescatar risas, recuerdos imborrables y tesoros hundidos.

Los quintos borraron los años intermedios de un soplido. Y parecía como si hubiese sido ayer cuando una quinta se tragó un botón del mandilón o un quinto improvisó un tatuaje de rotulador Carioca sobre el aquijonazo de la vacuna de la tuberculosis que nos habían puesto creo que en quinto. Como si ayer mismo estuviéramos proyectando nuestro sueño de ser arqueólogos y buscábamos a alguien que nos resolviera la duda de si nos pagarían igual el sueldo si, tras mucho excavar y excavar, al final no encontrábamos ninguna momia.

En la reunión de quintosno se habla de arrugas, de canas, de celulitis ni de alopecias galopantes, si las hubiere, si no es para reírse de ellas.

En las miradas de los quintos centelleaba la ilusión del reencuentro, los éxitos de los últimos años, los fracasos, los sueños rotos, los cumplidos. Ese vértigo que todos hemos sentido en alguna ocasión a que el mundo se detuviera y caernos abajo por no estar bien agarrados. Éxitos, fracasos, sueños y vértigos muy similares y muy distintos,que nos colocaban a todos en el mismo escalón.

En la reunión de quintos nadie juzga a nadie. Circulan confesiones sobre algún trauma superado o alguna mala racha reciente. Circulan por wathsapp fotos de comunión y de excursiones a Bárcena y circula el vino. En la cena de quintos del 80 no sobra comida porque no puede quedar nada en el plato. Que ya hemos pasado otra crisis. De aquella, cuando éramos pequeños,cuando Felipe González era socialista y cuando los mineros empezaban a verle las orejas al lobo.

En la reunión de quintos quedó claro que, pese a que muchos se empeñaron en decirnos que aquí no había futuro, hay quintos que han triunfado apostando por su vida en el pueblo y otros que lo han hecho fuera y no se olvidan de sus raíces. Y también quedó claro que a esta quinta le queda mucha batalla por dar.
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