Los que yacen bajo los árboles

En 1937 los falangistas llamaron a la puerta de una casa de Villalibre de la Jurisdicción para preguntar por Manuel Macías, guerrillero del bando republicano. Su madre y su hermano Arsenio negaron que se encontrara allí –aunque permanecía escondido en la bodega de la misma vivienda donde tiempo después cavó su propia tumba–. Los agentes pidieron entonces que uno de ellos les acompañase y apenas diez minutos después, desde la casa pudieron escuchar los disparos que Arsenio recibió en el cráneo.

Como Arsenio, varias personas fueron víctimas de la represión franquista en la curva de Villalibre, una zona negra del Bierzo donde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) inició ayer lunes la búsqueda de Arsenio Macías. Su vicepresidente, Marco González, reconoce que en los registros aparecen varias personas inscritas por muerte violenta en la curva de la carretera N-536 en Villalibre y sostiene que la asociación exhumará «cualquier fosa que encontremos».

Así, el equipo dirigido por el arqueólogo René Pacheco comenzó ayer a rotular el terreno y, según apunta González, ya han realizado una quincena de zanjas. «Es un terreno muy amplio y el trabajo puede llevar varios días; en esta primera etapa tratamos de encontrar algún casquillo o proyectil, aunque lo más evidente para hallar el cuerpo sería encontrar algún resto óseo», agrega al indicar que ese sería el punto de partida para el comienzo del trabajo arqueológico que dará paso a la exhumación.

En la búsqueda, el vicepresidente de la ARMH explica la «gran colaboración» por parte de los vecinos de la zona y de otros curiosos que se acercaron a las excavaciones para compartir sus recuerdos y el testimonio de aquellos años trágicos. Con todo, una vez localizado el cuerpo de Arsenio, la asociación pondrá la fecha para la exhumación de manera que puedan estar presentes sus familiares, que residen actualmente en Madrid o Francia.