Los pueblos se visten de tradición navideña

Es una de las épocas del año que mayor número de fiestas concentra en el territorio del GAL

L.N.C.
03/01/2020
 Actualizado a 03/01/2020
Imagen de un ramo leonés. | L.N.C.
Imagen de un ramo leonés. | L.N.C.
Aunque poco queda de lo que pudieron ser las celebraciones tradicionales de la Navidad, entre los muchos y diversos actos que pudieron sobrevivir al paso del tiempo, destaca la tradición del Ramo Leonés. Muy extendido ahora como ornamento decorativo de estas fechas, la realidad es que en no pocas ocasiones el ramo ha perdido su contexto, su significado y lo que es más importante, ha perdido a sus intérpretes.

El ramo leonés, de clara vocación rural, es una tradición que, por desgracia se está perdiendo en nuestras comarcas. Como ya es sabido el ramo se adorna con diversos elementos colgados en él: roscas, manzanas y otros frutos de temporada. Algunas localidades como Villamejil, colocan en su base productos del campo como patatas o remolachas que quieren reflejar la abundancia que se espera para el nuevo año.

El ramo, como ofrenda que es, era el protagonista de una tradición navideña muy extendida: El Canto del Ramo, en algunos pueblos como Formigones se cantaban hasta tres ramos: el ramo dedicado al Niño Jesús que cantaban las niñas más pequeñas, el ramo dedicado a San Antonio que cantaban las pastoras y el ramo de la Virgen, considerado el ramo más formal, que cantaban las mozas. Eran ellas, las que además de cantarlo, se ocupaban de vestirlo y adornarlo para el Día de Navidad: flores, velas, cintas, rosquillas, galletas, caramelos…

Las formas de ramo son muy diversas, aunque generalmente triangulares (que son los que han proliferado en nuestras casas y en nuestras plazas), existen sin embargo, ramos más singulares como el de Andarraso o Samario (en Omaña) que son rectangulares o de forma redonda como el de Oterico y la Omañuela(también en Omaña).

Queda vivo en el recuerdo cómo se cantaba el Ramo en las iglesias el Día de Navidad, aunque en algunos pueblos como en Gete o en varios pueblos de Omaña se cantaba en la Misa del Gallo, en otros como Cubillas de Arbas se acompañaba de una pastorada y en algunos como Zacos de Cepeda se hacía el ‘carro de pastores’ que traían los mozos hasta el portal de la iglesia.

Sólo en el Valle de Omaña se conservan actualmente más de sesenta Ramos Leoneses de lo más diverso que duermen sus días de gloria en las sacristías de las iglesias, si bien ha habido varios intentos de sacarlos de su retiro exponiéndolos al público en lugares como Murias de Paredes o Riello.

Aunque sí el más popular, no era el Canto del Ramo la única tradición navideña de nuestros pueblos, existían además Las Pastoradas, sencillas representaciones populares que escenificaban el anuncio del ángel a los pastores y la adoración del niño por éstos en el Portal de Belén. Se celebraban por muchos pueblos de Cuatro Valles: Riosequino, Robledo de Torío, Cubillas de Arbas, Formigones, Vanidodes, Benamarías, Riello o Murias de Paredes (donde aún en día se siguen representado el día 5 de enero).

Eran también extendidas las Hogueras de la Noche de Reyes, que se hacían en algún lugar visible fuera del pueblo para orientar a los Magos y que en la actualidad se siguen encendiendo en muchos pueblos de nuestras comarcas.

Tradición era también que día de Año Nuevo los padrinos hicieran un regalo a sus ahijados, normalmente castañas o alguna naranja. En algunos pueblos era el cura el que compraba un saco de castañas que repartía a cada niño del pueblo para que ninguno se quedase sin su aguinaldo.

Muchas de estas tradiciones navideñas se han perdido en nuestros pueblos, si bien, aún existen territorios que organizan actividades que tienen su origen en los recuerdos de los más viejos del lugar y que sirven de transmisión oral de un patrimonio inmaterial que no debería perderse.
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