18/07/2018
 Actualizado a 12/09/2019
Guardar
Una de las mayores hipocresías de la historia de la política española, y más en esta tierra, es la de cualquier persona con poder en la comunidad que hable de querer acabar con la despoblación. Es una de las cuestiones más trágicas para León, porque poco a poco se van muriendo decenas de pueblos sin que parece que se pueda hacer nada por evitarlo.

Más allá de grandes planes de reindustrialización y de pomposas reuniones y mesas de trabajo que se suceden sin que nada se culmine de forma satisfactoria, hay unas cuestiones que son más que básicas para que cualquier persona se plantee vivir en su pueblo sin que tenga que renunciar a ello para irse a una ciudad que, en muchos casos, no es León capital precisamente.

Uno de estos pilares es la sanidad. Si no se ofrecen los servicios necesarios para que cualquiera se sienta seguro de que será asistido al menor problema de salud, pronto hará las maletas. Y si en una ciudad como León está asegurado (por más que haya problemas rutinarios en los centros de salud o en las urgencias del Hospital y en otros servicios), no tendría que ser menos en los pueblos. Perono hay más que ver el número de centros de salud rurales que cada año sufren problemas por la falta de personal médico, y más ahora en verano, cuando precisamente recuperan un poco lo que antaño fueron con la llegada de los veraneantes.

El segundo pilar también es esquilmado poco a poco: la educación. Los cierres de aulas y colegios son un goteo que deja algunas zonas rurales sin vida y alegría, pero sobre todo alejan la posibilidad de que una familia quiera instalarse en un pueblo o eviten huir a una ciudad buscando, obviamente, un mejor sistema educativo para sus hijos. El tercero es el menos y más importante a la vez: internet. Sin una buena conexión, la capacidad económica de las zonas rurales se escapa. Y todo lo demás tras ella.
Lo más leído