Los personajes del tío Ful: Sofía Miguélez, acordeonista

Artista desde niña, se fue a París, se sumó en Francia a todo tipo de proyectos culturales cuando la enfermedad de su madre la requirió a su lado... y después sintió la necesidad de quedarse

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
22/10/2022
 Actualizado a 22/10/2022
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Si sigues la actualidad cultural de la ciudad encontrarás el nombre de Sofía Miguélez en los proyectos más diversos: grupos de música, teatro con música en directo, espectáculos de calle... «Soy muy así, me encanta sumarme a casi todo lo que me proponen, siempre lo he hecho, en Francia sobre todo».

- ¿Y el acordeón?
- Pues fue mi elección, me gusta el instrumento. Yo desde niña soy muy ‘artista’, por así decirlo, de cantar, de actuar... y un profesor de música le recomendó a mis padres que cogiera ese camino y me enviaron al conservatorio. Ahí empezó todo. Y aquí sigo.

- Con un largo paréntesis en Francia.
- Cierto. Primero me fui a París, seis años, y otros seis después.No me planteaba regresar cuando surgió la grave enfermedad de mi madre y me vine, pude pasar con ella los últimos meses de su vida, estar a su lado, hacer cosas juntas... fue muy bonito pese a la dureza del trance.

Había un poema de Tagore que a su madre le gustaba mucho y Sofía le puso música. «Las dos juntas nos enfrascamos en buscar el ritmo en las palabras, decidir el fraseo, la melodía de la voz, la armonía que la acompañaría, grabar instrumentos, voces, añadir coros, mezclar, hacer vídeos, montar las imágenes... Así pasamos aquellos meses».

Y Sofía también recuperó los recuerdos de su infancia y los veranos en Valverde de Curueño, el pueblo de su madre, se reencontró con viejos amigos, los colegas de la música... «y algo se me removió dentro y pasé de no plantearme el regreso a sentir la necesidad de quedarme aquí, en mi tierra, empezar nuevos proyectos, que es en lo que estoy».

Y son muchos los proyectos que ha encontrado, a los que se ha sumado, siempre con el acordeón bajo el brazo, en cualquier género. También es profesora en la Escuela de Música de Valverde de la Virgen, de acordeón por supuesto. «Siempre tuve alma de docente, me gusta enseñar».
El mundillo cultural leonés sabe de su regreso. Y lo celebra.
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