Los personajes del tío Ful: Sofi Barrio, ex panadera

Hija de panadero y panadera... ¿qué iba a ser? Fue una de las primeras mujeres en repartir pan en pueblos de alta montaña, en medio de grandes nevadas, con su Land Rover

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
02/02/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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Confieso que hablar con Sofi ‘la panadera’ es viajar a momentos imborrables de la infancia, a ver a su padre tronzando la madera para el horno con una enorme sierra manual, poniendo cuñas para abrir los trozos más duros; es recordar un olor irrepetible, el olor a pan mezclado con el calor que despedía el viejo horno... y es ver a Sofi al volante del recordado Land Rover azul camino de cualquier pueblo, «que a nadie se puede dejar sin pan». Parece una ley no escrita de nuestros panaderos.

No era habitual una mujer al volante y menos camino de la nieve, de pueblos donde parece que la fabrican, como Canseco o Piedrafita de la Mediana. «Donde más canutas las pasaba era en Canseco, había que meter todas las tracciones y que el Land Rover tirara. La ventaja es que sabías que nada te podía pasar pues ibas encajonada entre dos muros de nieve que no te dejaban ir al río. Era peor el hielo, una vez patiné y quedé asomada al barranco, ¡qué miedo pasé! y las veces que me habré despertado soñando que el coche no paraba y me caía...».

- ¿Serías la primera mujer repartidora de pan por los pueblos de montaña?
- Eso no se si se puede saber, pero yo creo que sí. Una prima mía repartía en San Feliz, hasta León, pero, claro, es diferente.

El anecdotario que puede recuperar Sofi de tantos años de panadera por los pueblos es inmenso, de su padre César apeándose a espalar en marcha, su madre Mavita asomada a la ventana a ver cuándo vuelven, las bromas de su hermano el añorado Chicho... «Una vez vinieron que teníamos que llevar un ataúd a Piedrafita, que no había otra forma de llegar con la nevada que había. Y para allá con el ataúd... cuando a las dos de la mañana se presentan unos familiares de Asturias que los lleváramos a ellos...».

Lo curioso es el resumen que hace de aquella etapa de panadera: «Trabajé duro, pero qué feliz fui».
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