Los personajes del tío Ful: Simón, de Villaverde de Sandoval

Paisano de boina y bicicleta, paisano de una pieza, simpático y con historias para contar y no acabar, trabajador. Con 93 años es un pozo de saberes y vida

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
02/04/2022
 Actualizado a 02/04/2022
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No le habíamos dicho nada de una entrevista pero le da igual, no pone ningún problema, le colocan el micro, sonríe y pregunta.
- Entonces, ¿qué quieren?
- Que nos cuente algo.
- ¿Contar? Hasta 10, que luego ya me canso.

Es así. Amable, socarrón, sonriente, contador de muchas historias porque muchas ha vivido, paisano de boina que se puso con 18 años y ya nadie en el pueblo le recuerda sin ella.

- ¿Cuántos años tiene?
- 93 y tres meses.
- Las cuentas justas.
- Como tiene que ser.

De esos 93, hasta no hace mucho la bicicleta fue su medio de transporte. Cada día la cogía para ir hasta Mansilla a jugar la partida, su vicio... "bueno, e ir fumando un purito, que ya me decía un vecino que parecía la máquina del tren". Sonríe como si imaginara la escena, recordando que ahora los nietos son maquinistas, y explica: "Pero no tragaba el humo".

Un problema en la vista, cataratas, le acarreóque le causó cierto miedo a andar en bicicleta y dejó su excursión diaria hasta la partida.

- ¿Porqué no va en el tractor?
- Nunca lo cogí. Lo hay en casa, hace muchos años, pero no soy de tractor, eso para los jóvenes.

Agricultor, ganadero, incluso albañil ‘temporal’: "Llegué a trabajar en el monasterio" (de Santa María de Sandoval). Recuerda las fiestas de los pueblos, los buenos momentos de la vida comunal, pero también lo mucho y duro que se trabajó en su época. "¿Tu sabes lo que es ir a segar a guadaña? Aquello era duro" y recuerda cómo cada familia se las apañaba para ir saliendo adelante. "¿Sabes cómo me hice la casa, que me la hice yo? Pues te lo digo, con el sobresueldo de criar gochos para vender".

Y se queda mirando a ver qué te parece. Sonríe pero porque le comentamos que creó escuela pues ahora es su nieto Víctor el que se está haciendo la casa con sus manos, como hizo él... "pero sin vender gochos".

Y es que los paisanos ya no son como los de antes. Al menos como el bueno de Simón.
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