Los personajes del Tío Ful: Pepe Estrada

Podría llamarlo profesor, entrenador, fundador del Elosúa y mil cosas más, que lo ha sido y lo es, pero como hijo de maestra le gusta lo de maestro y como leonés... paisano

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
06/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Ya no es tan grande como fue o, más bien, ya haymás gente de su estatura y no llama tanto la atención cuando va caminando por León, a sus cosas, con su bolsa de deportes, con una carpeta de entrenador... Pepe Estrada.

Cepedano con solo un año, huérfano a esa edad, omañés de vivencia, cabreirés de pasión y de tantoslugares, "que ya se sabe que los hijos de maestros, de maestra en mi caso, somos de donde quiere el ministerio".

La vida le vino encauzada por el molino de la lógica; como era espabilado en la escuela acabó en el Seminario y como era grande, acabó vinculado al baloncesto, por más que en su infancia no tuviera ni idea de lo que era una canasta y en ‘la fabrica’ los seminaristas jugaran a cientos en los campos de fútbol.

Jamás olvidaré cómo al morir mi hermana, con 7 años, todas las vecinas del pueblo no se separaron de mi madre, ya viuda, ni un solo díaCon el tiempo vinculó su figura al Colegio Leonés, se hizo cargo de aquella cantera de baloncesto, se convirtió en una leyenda fabricando deportistaspero jamás dejó de mirar a sus pueblos, a sus gentes, nunca olvida a personajes como Chavín, un errante singular que conoció y con el que convivió en Bonella. «Fue un tipo diferente, irrepetible, un ser libre, que no sabíamos de dónde venía».

Y no olvida a aquellas gentes porque lo que más le impresionó en la vida es que cuando murió su hermana, de 7 años, en Nochebuena, "las vecinas del pueblo no se separaron de mi madre, ya viuda, ni un solo día, jamás la dejaron sola con aquel dolor".

Y en ese no olvidar sus raíces, su tierra, a sus paisanos, está el secreto de la creación de una leyenda del deporte leonés, el Elosúa de baloncesto. "Fuimos a ver a don Marcelino Elosúa, al que no conocíamos de nada y no sabíamos qué decir. Él tenía una casa en Omaña y cuando la secretaria nos preguntó ¿de parte de quién? yo le dije ‘del nieto de Leandro’, ya que mi abuelo era muy conocido en aquella comarca".

Y todo fue viento en popa para aquel club que hoy ya no lo es, pero Pepe Estrada matiza que no nació porque conociera a su abuelo, sino "porque don Marcelino sentía pasión por León; y a esta provincia lo que ahora le falta es gente que la quiera como la quería él".
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