Los personajes del tío Ful: 'Pecho Lobo', exboxeador

José Luis, que así se llama Pecho Lobo, es un tipo muy entrañable que ya camino de los 80 pasea con los recuerdos de sus años de gloria y la pena de un hijo que perdió

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
14/12/2019
 Actualizado a 15/12/2019
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Vive alejado del bullicio de su León natal en un tranquilo pueblo de la Cepeda, Riofrío. Cuando baja a la ciudad visita a sus amigos, a aquellos que conocieron sus años de gloria en el boxeo y le llaman simplemente Pecho, recuerda viejas historias y siempre se muestra cercano. Orgulloso de lo hecho entre las doce cuerdas pero lo cuenta en voz baja.

Y este tipo muy humano te gana cuando te desvela la segunda mitad de su biografía, después de las luces del ring las sombras de la vida, las que le llevaron a la paz de Riofrío. «Se me mató un hijo en un accidente de moto y el mundo se nos vino abajo, ya nada fue igual, siempre nos faltaba el chaval, por eso nos fuimos allí, que es el pueblo de la mujer, para buscar la tranquilidad».

Y, sin embargo, fue una de las glorias del boxeo leonés, uno de aquellos de la etapa anterior al conocido Roberto Castañón: «Éramos un grupo de amigos, el mundo del boxeo en aquella época era muy bonito, íbamos juntos a todas partes, Yony, Casas, yo... boxeábamos mucho, casi todos los fines de semana había veladas en el Club Radio».

- ¿Y tú eras el mejor?
- Bueno, fui el que más carrera hice. Fui cuatro años Campeón de España senior y lo había sido otros cuatro de amateur. Me vieron managers buenos de Madrid y me llevaron para allí y después ya marché para Francia, me pegué con gente muy buena, campeones de Europa, como Toni Ortiz, campeones del mundo... en buenos gimnasios.
- ¿Cuántos combates harías?
- Muchos, más de 250.
- Dices que en buenos gimnasios... ¿y en León?
- Entrenábamos en una fábrica de astillas y nos lavábamos después en una pila de agua fría que había allí.

Pero la pasión era grande, le venía desde niño. «Crecí en lo que llaman el barrio de Corea y allí empezamos a pegarnos los chavales, a boxear, si quieres decir. Y después el boxeo nos fue enganchando, al menos a mí, me encantaba boxear.

- Y eras muy bueno.
- Eso dilo tú... Bueno, la verdad es que sí era bueno.
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