Los personajes del tío Ful: Nieves, panadera del Puente Villarente

Con más de 80 años sigue teniendo el mismo torrente de vitalidad que aquella niña que perdió a su padre y empezó a trabajar con 14 años, que fue 42 años panadera, que nadie la vio llorar

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
15/01/2022
 Actualizado a 15/01/2022
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Es un torrente de palabras, recuerdos y vida. Arranca a hablar y no se la puede cortar porque tiene tanta historia que contar que haría falta un documental, no una entrevista. Menudo personaje Nieves ‘la panadera del Puente Villarente’; menuda trabajadora esta mujer a la que nada se le puso por delante, que se supo sobreponer a todas las zancadillas que le puso la vida, que no fueron pocas. «Y te voy a decir una cosa, nadie me vio llorar en aquellos días tan duros y fui muy feliz, trabajé lo indecible, ni te imaginas, pero fui muy feliz. Y lo soy».
 resume en unas frases, mejor las entresacamos de sus recuerdos, algunas frases que definen cómo fue la vida de esta mujer de 85 años, que fue «42 años panadera, y muchas más cosas, que yo saqué mucho dinero de criar gochos, empecé con dos cerdas y al principio pasé más noches en la cuadra atendiéndolas que con mi marido».

Pero no olvida que, antes de casarse y ser panadera, ya tenía una historia de mujer valiente, decidida y trabajadora. «Con 14 años murió mi padre; un hermano estaba en la mili y el otro en el hospital, enfermo. Quedamos mi madre y yo, ella araba y lo que hiciera falta y yo le dije: voy a Puente Castro a segar, y fui, para el cartero, que me daba 7 pesetas y subía la cuesta del Portillo que no cabía de felicidad con aquel dinero, para dárselo a mi madre. Que yo siempre fui así».

Se casó con el panadero de Puente Villarente, «creían que como casé bien..., pero fui la que más trabajó. Al año murió mi suegro, a mi marido lo tuvimos que ingresar dos veces en el hospital y estuvo 4 meses y, finalmente, en Madrid, en el 12 de octubre, de pago. Y las hijas internas... pues yo ahí, que nadie me vio llorar , Nieves siempre con buena cara».
Increíble lo de esta mujer que, reconoce, «si bubiera sido de otra manera no me cogía el dinero en esta cocina, pero no me arrepiento de nada, que nadie puede decir que no le eché una mano. Una vezle compré a uno 30 pollos porque no había vendido nada».

- Y te voy a decir otra cosa. Mira, cuando compramos esto...; Nieves siempre tiene otra cosa.
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