Los personajes del tío Ful: Nano y Luis

El verano los reúne –con Nino también– en Valverde Curueño. Largas conversaciones para recordar unas vidas duras, "de mucho trabajo, pero a la sombra"

Fulgencio Fernández
31/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Cada tarde de verano el corral de la casa de Nano, en Valverde Curueño, se convierte en una tertulia de tres viejos amigos que ya han dejado atrás los 80 y se asoman a los 90 años. Sólo Nano vive en el pueblo, Luis regresa desde Madrid y Nino vive en Sorribos de Alba, cuya fiesta se celebraba el día de la grabación, de ahí su ausencia.
Alrededor de un café van surgiendo los recuerdos, la memoria de unos tiempos complicados y más con largas familias que sacar adelante. Nano tiene diez hijos, Luis "solo" cuatro.

- ¡Cómo que solo cuatro! ¿Cuántos tienes tú?
Forman parte de una generación de recordados albañiles, con gran fama añadida en los de Valverde Curueño de trabajar muy bien la piedra, que no es ‘cosa menor’ en el difícil arte del cemento y derivados.

Recuerdan Nano y Luis, que formaban parte de la misma cuadrilla de albañiles, muchos amaneceres saliendo del pueblo con las primeras luces, en bicicleta, camino de la obra en cualquiera de los pueblos de la comarca. «Seguramente por lo que más se nos recuerda es por haber hecho la urbanización esa que hay en Otero de Curueño, estuvimos casi tres años, día por día... Pero trabajamos por todos estos pueblos, nos pasó de todo».

- Que no os pagaran...
- Yo creo que sólo uno, la gente de antes era formal.

Con el tiempo Luis se fue a Madrid, de portero en una casa. "Aquello ya era otra cosa, pero lo mío ya lo llevaba a las espaldas".

Y cuando hablan de aquellos duros años nunca se les pasa tener un recuerdo... "Trabajamos mucho, es verdad, pero las mujeres que se quedaban en casa al cargo de todo yo creo que todavía más que nosotros". Y Toña, mujer de Nano, madre de diez hijos, asiente en la distancia. La mujer de Luis no puede, está enferma, "y yo la estoy cuidando", dice orgulloso él.

- Y aquí en Valverde de tertulia, ¿qué tal?
- Ome coño, como aquí y a la sombra... en ninguna parte.
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