Los personajes del tío Ful: Miguel Ángel 'el indio'

Lo ha sido todo en el balonmano, de jugador a presidente del Ademar, pionero del balonmano femenino y, sobre todo, un tipo de una enorme humanidad

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
04/07/2020
 Actualizado a 04/07/2020
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Su larga melena ha sido una seña de identidad y la causante de su apodo, ‘El indio’. Y le es fiel como ha sido fiel a todo aquello en lo que ha creído. «Ahora igual ya no se entiende, pero me llegaron a echar del colegio por negarme a cortar el pelo. Y no te digo lo que aguantaron mis padres, lo que tuvieron que escuchar».

- Y el apodo de El indio, ¿te molesta?
- No, para nada. Es más, cuando voy por la calle y me llaman así casi me alegro porque quien lo hace a buen seguro que es alguien del mundo del balonmano, que es donde más circuló el apodo.

El mundo del balonmano, que dice él, es el balonmano leonés, pues nadie resume en sí mismo este importante deporte en esta tierra mejor que Miguel Ángel. «Es cierto que he pasado por todo desde que empecé a jugar con tan solo 8 años. No creo que haya nadie que lo haya sido todo en un club como me tocó a mí en el Ademar, empecé de jugador, un año nos quedamos sin entrenador a mitad de temporada cuando se fue Julián y como yo tenía el título me hice cargo del equipo y en aquella etapa tan complicada, cuando corría peligro de desaparecer el Club asumí por un tiempo la presidencia».

Y ahora, que ya las rodillas no le dan para más, es el entrenador de los veteranos, «que tenemos mucha actividad».

- ¿Y pionero del deporte femenino?
- Fue una década inolvidable en aquel Reino de León que jugó varias fases de ascenso a la máxima categoría. Es uno de mis mejores recuerdos y ha quedado ahí un vínculo para siempre, si ‘convoco’ a aquellas jugadoras, estén donde estén, aparecen en León.

No extraña nada. Quien conozca al tipo extraordinariamente humano y entrañable que se esconde debajo de esa melena sabe que no es justo negarle nada a aquel chaval que llegó al balonmano por descarte. «También jugaba al fútbol, de portero, estaba en la Cultural, pero entre ir a las 10 de la mañana al campo helado de San Mamés, a 4 bajo cero, y poder jugar a cubierto a balonmano... la elección parecía clara. Y no me arrepiento».

Y sobre todo lo celebra el balonmano leonés, que ganó al indio de todas las pipas de la paz.
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