Los personajes del tío Ful: Meno, vendedor ambulante

Lleva toda la vida recorriendo pueblos con su camioneta, ha ido creciendo el negocio y abrió tienda y obrador... y no tiene pelos en la lengua para decir que el apoyo al mundo rural es palabrería

Fulgencio Fernández
26/03/2022
 Actualizado a 26/03/2022
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Meno (Armenio de nombre real) es un nombre unido a una imagen, la de la furgoneta de venta ambulante de Alimentación Meno que recorre cada día un buen número de pueblos de las comarcas cercanas a su centro de operaciones, Matallana de Torío.

- ¿Muchos años en las carreteras y pueblos vendiendo?
- Desde que tengo 18, es decir llevo 45 años, por tradición familiar ya que mi madre también se dedicaba a la venta ambulante.

Meno ha ido creciendo sin dejar nunca su furgoneta de venta ambulante y siendo él quien hace este trabajo, que le gusta. Desde hace 21 años tiene, además, tienda en Matallana, tuvo otra en Villamanín, tuvo un bar-degustación en Robles que ahora ha convertido en obrador para tener sus propios dulces y acaba de abrir obrador de carne para llevar también sus propias bandejas.

- ¿No paras?
- Y eso que yo ya estoy en la casilla de salida, cerca de la jubilación, pero la familia viene detrás, también los empleados... es decir, seguimos mirando al futuro, aunque me jubile.

Lleva más de 45 años trabajando, recorriendo pueblos, las ha visto de todos los colores y para explicar las crisis recurre a lo que le decía su madre:«Si antes de la crisis vendías 1 caja del pescado más caro y seis de sardinas cuando llega la crisis sigue llevando una caja del pescado más caro pero de sardinas lleva solo tres. Es decir, siempre la sufren los pobres».

Meno lleva más de cuatro décadas como autónomo, por lo que sabe lo que significa esa frase tan repetida de «subir cada día la trapa» y es muy crítico con la situación que se está viviendo estos días. «Me pone de muy mal humor eso del apoyo al mundo rural; pura palabrería y detrás no hay nada, buscar el voto cada cuatro años y seguir engañándonos, no aprendemos». Y especialmente enfadado está con el comportamiento de los bancos, a los que contrapone su propio trabajo: «Mientras yo voy hasta el último pueblo, aunque vivan dos personas, los bancos se están yendo de nuestros pueblos más grandes como ratas; no tienen vergüenza».
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