Los personajes del tío Ful: Machín el de Toral de los Guzmanes

Camina por el pueblo, va hasta las tierras, lleva casi un siglo de vida metido en la cabeza y te la cuenta con tanta gracia como bondad. "Y cuando voy para la cama... sigo hablando"

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
13/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Machín es otra historia. Lo que cuenta podría parecer normal pero resulta que lleva el mundo en la cabeza, un siglo encerrado ahí que se le escapa por todas partes, sus recuerdos saltan, van de una familia a otra, con nombres y apellidos; de un vecino a otro, con nombres y apellidos, con quién se casaron, dónde fueron a vivir; sonríe al recordar los bailes, frunce el ceño al hablar de los trabajos duros al amanecer; agacha la cabeza cuando recuerda a alguien que ya no está y repite una muletilla muy habitual en quien camina hacia un siglo de vida –«ya habrá muerto, claro»-.Y sólo se le entristecen los ojos al recordar aquella trágica guerra, tiene en la memoriael día que iba con su padre y encontró la boina del único paseado del pueblo.

- Lo mataron por ‘malquereres’, chacho, quegente mala la hubo siempre, de toda la vida… pero buena, todavía más.

¡Cómo le gusta la palabra ‘chacho’! Y con qué gracia e ingenuidad ilustra sus frases con ejemplos: «Mira si hay gente mala, uno que nos venía a comprar y nos engañaba en el peso ahora, cada vez que ve a uno de Toral, me manda recuerdos».

Habla de otros mundos y con otros códigos, camina hasta las tierras de los hijos para ver si ya han sembrado, las mide en cargas –«ésta es de 40 cargas, yo le compré cuatro al señor de la casa, que era médico en Madrid, ¡menuda casa fue esta!, tenía dos baños». Y te habla en reales, heminas, número de vacas y carreras universitarias, disfruta recordando a las nietas que les va bien en la vida: «A una que es periodista la empresa le da un coche, dice que de 40.000 euros, vete a ver cuánto es en reales».

Contagia alegría y siempre encuentra la cara positiva de la vida. «Perdí este ojo y resulta que toda la fuerza que tenía en él pues se me pasó para el otro, veo como nadie. Hubo aquí una tuerta y si no se lo digo yo ni se da cuenta de que se le había pasado la fuerza del malo para el bueno».

Pero, mejor escucha a este paisano bueno y trabajador, sabio de la vieja sabiduría, vitalista… Pincha en la entrevista, te habla Machín, el de Toral de los Guzmanes.
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