Los personajes del tío Ful: Luis Martínez, participó en la Marcha Negra

Lacianiego de nacimiento, trabajador de la MSP toda su vida laboral, muy activo en la Marcha Negra de 1992, vive como prejubilado el triste final de la minería y el declive del Valle

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
19/03/2022
 Actualizado a 19/03/2022
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Es muy significativo cómo se le cambia la cara, el gesto, a Luis cuando la conversación salta desde la realidad que hoy vive la minería y el valle de Laciana hasta aquellos días de marzo de 1992 cuando fue un activo participante en aquella recordada Marcha Negra, 503 kilómetros desde Villablino a Madrid con 8 compañeros encerrados en el Pozo Calderón, a más de 300 metros en el Pozo Calderón, en el que permanecieron 50 días.

- Se te ilumina la cara cuando te nombran la Marcha Negra.
- No lo niego. Fue una experiencia muy emocionante. Ni en los mejores sueños pensamos que aquello podía salir tan bien.
- ¿Ni un contratiempo?
-Yo diría que la palabra que define aquella marcha es unidad. Increíble, de verdad, de todos los que íbamos, de las familias en el Valle, hasta los curas estuvieron allí a pie de obra, Jesús y Ovidio.
- Te preguntaba por algún contratiempo.
- Que yo recuerde solo uno, en la etapa de Valladolid, al llegar a Villanubla ya íbamos muy cansados y pensábamos atajar por el aeropuerto, pero nos negaron el paso, tuvimos que rodear y la etapa se fue a 50 kilómetros, una burrada. Pero cuando mayor era el bajón la respuesta de Valladolid fue emocionante, no creo que haya vivido la ciudad otra concentración de gente así, los aplausos, el respeto con el que escucharon el himno... todavía hoy me emociono.

Reconoce Luis que en la Marcha tenían cierto miedo a cómo iban a ser recibidos no ya en Valladolid sino antes. «Nosotros hablábamos de Castilla, qué pensarían, cómo nos verían después de salir del Bierzo y las zonas donde conocían nuestra problemática. Por eso fue increíble cómo nos recibieron después de La Bañeza, en todo Castilla, Segovia... hasta Madrid, emocionante, no tengo otra palabra».

- Bueno, el ministro...
- Ya. No estuvo muy fino el ministro Aranzadi.
- ¿Y ahora?
- Triste por todo lo que ocurrió después y disfrutando de Laciana, mi tierra. La verdad, no entiendo a los jubilados que se van a vivir lejos, Villablino tiene de todo, es una tierra para disfrutarla.
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