Los personajes del tío Ful: Laura Alonso, de Anciles

Primero le ahogaron su pueblo, Anciles; después le robaron el mundo de su familia, la mina, y casi a su marido, herido en ella, pero no las ganas de luchar

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
03/11/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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Laura tiene apellido pero le gusta más ser Laura la de Anciles, su pueblo ahogado bajo el pantano de Riaño. También podría ser Tejerina, el de su abuela Casimira, aquella mujer que vivió 105 años pero no fue tiempo suficiente para superar la pena de saber que no podría regresar a su tierra, ni siquiera para ser enterrada. «Yo era muy niña cuando nos expulsaron, por eso tengo una sensación muy extraña cuando regreso a la fiesta de Anciles. No puedo hablar de aquella infancia feliz de la que hablan los más mayores pero sí sufro la añoranza doble, de que me la quitaran y de no haberla disfrutado».

Pinilla no era Anciles.

Con el tiempo Laura la de Anciles conoció a Roberto, su marido, y lo abrazó a él y a su mundo, la mina. «Es con quien vivo, me interesa todo lo suyo, se lo preguntaba todo, ¿dónde trabajas, cómo es, hay peligro? El fin, todo».

La espera del juicio por el accidente de la Vasco se hace muy larga, ya van cinco años; pero es más duro pensar en el comportamiento humano de la empresa, aún espero la primera llamada Y hace cinco años, exactamente cinco años, allí donde él trabajaba se produjo el último gran accidente minero, en la Hullera Vasco Leonesa. Seis muertos y Roberto resultó herido grave. «Todavía estoy esperando que me llame la empresa para algo; para decirme que Roberto va camino del hospital, herido; para preguntar después cómo está pues le quedaron secuelas... la justicia dirá lo que sea pero el comportamiento humano ha sido terrible».

La justicia dirá... Pero tarda en decirlo, mucho, parece que será este año... desde 2013.Ha pasado de todo en este tiempo pero aquella niña a la que le robaron su pueblo lo tiene muy claro: «No me van a agachar la cabeza, jamás». Y piensa en el espejo en el que se mira, el padre de Moure, uno de los fallecidos, otro irreductible.

Y para pasar estos tragos una convicción: «Menos mal que el Ribera-Montaña lo vamos a ganar... la Montaña».

Con ‘luchadoras’ así.
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