Los personajes del tío Ful: Justo de Villavente, experto en sebes

Justo Rodríguez, un paisano de la Sobarriba de esos dignos de admirar por su forma de estar en la vida, trabajando y contando, que escuchar sus recuerdos es una fuente de enseñanzas

Fulgencio Fernández
06/08/2022
 Actualizado a 06/08/2022
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De todas las comarcas de la provincia hay una en la que la condición de tío unido a un nombre es especial, suena de otra manera, se sabe que quien la lleva se la ha ganado, con creces. Es la Sobarriba, ‘ese país lejano’ ahí al lado de la ciudad, tan cercano como poco conocido, tan diferente que hasta en los aluches no es ni montaña ni ribera, «es la montaña de la ribera», en expresión del luchador historiador.

Y de ahí, de Villavente aunque nacido en Santovenia y que mantiene la doble nacionalidad, es Justo Rodríguez, El tío Justo de Villavente, quien con los ochenta ya superados ha hecho méritos más que sobrados para ser un corazón tendido al sol —ya que anda Víctor Manuel cantando por estas tierras— pero, como le ocurre a tanta gente de su raza: «Resulta que te haces a trabajar y de eso no se quita uno. Yo estoy jubilado, claro, edad tengo y el trabajo hecho también, pero no sé qué sería de mi sin el huerto, me da la vida, hago allí muchas horas pero merece la pena cuando los ves crecer».

Y te invita a que le acompañes y veas ‘en directo’ cómo a esta tierra le arranca productos de tan buena presencia como sabor, «a base de estar encima de ellos, que para todo hay que tener mano, para las flores la tiene la mujer».

Cuando Justo Rodríguez se sienta y arranca a hablar un pozo de sabiduría popular empieza a manar, de una forma de recordar y contar la vida, la actual y la de sus recuerdos. «Trabajamos mucho, la ganadería, el campo y también en lasunos obras, que estuve unos cuantos años en ellas».

- ¿Ganarías buenas perras?
- No me quejo, algo de capital se hizo, pero te tengo que decir que entonces las cosas eran como eran, lo que se ganaba se entregaba en casa y eran los padres los que lo administraban, bien o mal ahí no me voy a meter. Es lo que había.

Y a ese pozo de saber le arrancó un reciente libro una especialidad de la casa, hacer sebes. No te lo voy a contar, escucha cómo lo cuenta él, el Tío Justo.
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