Los personajes del tío Ful: Julián Gorostieta, veterano minero de Valmartino

"Buen paisano y buen trabajador" repiten todos los que conocen a Gorostieta, de 94 años, al que lo que más emoción le produce es el retrato que le hizo su nieto grafitero, Sergio

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
10/07/2021
 Actualizado a 10/07/2021
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«Nada más que entré ya me conocí», explica el veterano minero de Valmartino Julián Gorostieta González, al que habían preparado una pequeña sorpresa que fue muy grande para él. Su nieto Sergio, un artista del grafiti, le había hecho un gran retrato en la muestra que puede verse en el MSM y le llevaron a verla sin que él supiera que «estaba allí». Se emocionó. Se convirtió en el protagonista y todos querían hacerse fotos con él ante el retrato. Su familia y algunos viejos mineros y jefes que andaban por allí y que coincidían en algo: «Gorostieta fue un buen tipo y un gran trabajador». Él sonríe, mira para sus cuatro hijos, los nietos, biznietos... «había que trabajar, eran tiempos duros, había que sacar a la familia adelante y yo estoy orgulloso».

Y ellos más, me da la impresión.

- ¿Ese Gorostieta parece un apellido vasco?
- Lo es. Pero yo ya no recuerdo de cuándo viene pues yo ya nací en Valmartino y toda la familia también.
- ¿Cuántos años en la mina?
- Aquí en Hulleras y algo en la de Esteban Corral estuve 34 años. Pero te voy a decir una cosa, a la mina le tuve respeto... pero jamás le tuve miedo, yo venía a trabajar sin miedo».

Y como le parecía que no le iba a preguntar por su oficio de carpintero, después de haber hablado un buen rato de ello, me lo recuerda. «Y fui carpintero, bueno montador. Toda la vida pues yo nunca trabajé solo en la mina, también en la carpintería que ya te dije que había que sacar adelante a la familia».

Por allí andan todos. Recuerda Julián que después de una vida en Valmartino decidieron bajar para León y ahora llevan él y su mujer un tiempo en la residencia de ancianos de Cistierna. «Yo me encuentro muy bien pero mi mujer no está tan bien, necesita cuidados, y me fui con ella porque, te voy a decir una cosa, fue muy buena, muy buena todo, mujer, madre, vecina». Y mira para ella, que allí cerca está, con una mirada que dice lo mismo que sus palabras.

No dejan de pasar a saludarlo antiguos compañeros, también alguno de sus jefes, como Soto, facultativo, y todos repiten: «Buen paisano. Buen trabajador».

Y él, para desviar, dice: «Mira qué bien me retrató el nieto».
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