Los personajes del tío Ful: Juan Óscar, profesor de inglés y misionero

Fue bachiller ‘algo gamberrro’, fraile predicador, misionero en América y a su regreso a León profesor de inglés en aquel primer claustro del IES Ordoño II, que ahora cumple 50 años

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
11/02/2023
 Actualizado a 13/02/2023
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La vida de Juan Óscar (Juanito, en casa) está llena de avatares e historias, pero aquello que ya merecería la pena escuchar gana mucho con la gracia y la ironía que él lo cuenta. «Es que yo soy de natural tendente a la alegría, es algo que me viene de serie, de mi padre Tomasito, al que llamaban Tanrulo, que fue muy célebre».

Juan Óscar va desgranando sus recuerdos en el patio del IES Ordoño II (La Palomera), que luce en sus paredes una gran lona, dibujada por el añorado Lolo, que recuerda que este centro leonés cumple ahora 50 años de docencia. Y cuando fue inaugurado uno de los profesores de aquel claustro era precisamente Juan Óscar. Como en ‘el chiste’ de Lolo dice algo así como que entonces «irían a clase los dinosaurios» Óscar asume que «yo era uno de aquellos dinosaurios; que no vendrían a clase pero a las vacas poco les faltaba. Y es que cuando se inauguró el instituto (curso 72-73), con prisas como pasa siempre, todo esto del patio era pradera, no había vallas y andaban las vacas paciendo tranquilamente por aquí; que ya decía el director de entonces, que ya falleció, que solo falta que entraran a clase».
Pero cuando Juan Óscar ejerció aquí de profesor ya traía a sus espaldas una larga andadura. «Cuando yo estudiaba el Bachillerato no iba mucho a clase, marchaba con unos amigos para las Ventas de Nava, que era como ir al extranjero, hasta que se lo dijeron en casa y me mandaron para los frailes, a los dominicos».

Y fue fraile, se apuntó a las misiones en Puerto Rico, pero después de un tiempo colgó los hábitos y trabajó en un banco en Miami... por eso, cuando llegó al Ordoño II «me pusieron a dar clases de un inglés de aquella manera, de aquellos tiempos. Hasta que saqué la plaza de lo mío y ya pude ser profesor de Filosofía, de aquella manera también».

El anecdotario que este profesor jubilado cuenta es para escucharlo, nunca mejor dicho, por ello hoy, como alguna otra vez, solo queda pedir encarecidamente, por el bien del lector, que escuche la vida de Juan Óscar contada por él mismo, con la gracia del rapaz de Tomasito, Tanrulo».
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