Los personajes del tío Ful: José Majo, 'Pepín' el de Los Cirolines

Unir el apellido Majo y el pueblo de Benavides nos lleva a una orquesta que forma parte de la memoria más feliz de las gentes de esta provincia, Los Cirolines

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
04/09/2021
 Actualizado a 08/09/2021
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Se llama José Majo Martínez pero solo responde cuando le llamas Pepín Cirolín, un nombre del que está orgulloso porque le vincula con la histórica orquesta de Benavides de Órbigo de la que formó parte como toda la familia Majo. «El nombre viene de nuestro abuelo, el Tí Cirolín de Benavides, que ya tocaba la zuzaina y fue el fundador de la orquesta. Y la saga continúa varias generaciones después, en otras formaciones como La última legión o Domani Sapone».

Pepín recuerda sus inicios, en la orquesta ‘familiar’, cuando tendría alrededor de quince años, «no más». Fue entonces cuando se sentó en la batería del grupo y ya no se apeó de los escenarios, aunque sí fue cambiando de instrumentos. «Empecé en la batería, que no se me daba mal, pero empezó la cosa de las trompetas en las orquesta y pasé a la trompeta, después se puso de moda la acordeón y cogí la acordeón y, como sabes, llegó un momento que no eras nada si no llevabas guitarras... y me cambié a tocar la guitarra».

- Vales para todo.
-No se me daba mal la música, es verdad, pero como a todos los Majo de Benavides, es una cosa que tenemos.

Conoció aquella época de hacer «el completo. Ibas a un pueblo y tenías que hacer la procesión, el pasacalles, el baile vermú, el de tarde, la verbena... era cuando te quedabas en las casas de los vecinos, generalmente los de la comisión, o los colaboradores. Anduvimos casi toda la provincia y por Zamora y Palencia y por ahí».

- ¿Erais los mejores?
- Era lo que había. Por esta zona estábamos nosotros, los Tachindas en Quintanilla, y en León se hablaba mucho de Los Paladines... Nos defendíamos.
- Ganaríais buenas perras...
- Quita. Entonces se pagaba muy mal, yo quería convencer a los siguientes que se dedicaran a otra cosa, pero mira, todos son músicos.

La otra pasión de Pepín fue el río, la pesca, y, sobre todo, montar plumas. «Eso sí que se me daba bien. Hasta inventé un tipo de mosca, las vendía para toda España».

- ¿Y pescar?
- Me da no sé qué decirlo porque puede parecer un farol, pero créeme si te digo que podía traer 35 kilos para casa, sin trampas, a caña.
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