Los personajes del tío Ful: Hugo, un niño en Navidad

Te doy un consejo previo «amable lector» —que decían los clásicos del género— escucha a Hugo hablar. Yo te puedo contar aquí lo que me parezca pero la sorpresa va a ser que escuches a este niños pensando que tiene once años. Y de postre te regalará aquello que cantaba y pedía Luis Eduardo Aute: «Me bastan solamente dos o tres segundos de ternura». Te dará más, pero ternura a fin de cuentas.

Le da vergüenza que le vean sus amigos siendo entrevistado y nos refugiamos en la biblioteca, entre libros se siente muy a gusto.

- ¿Quién es tu escritor favorito?
- Ahora mismo no tengo el conocimiento necesario para darte una respuesta, leo mucho, pero no lo suficiente para tener ya un criterio...

¿Cómo te quedas? Pues él te lo dice con una tranquilidad y una cara de ángel que la respuesta suena a todo menos a cursi, rebuscado... Hugo es realmente así. Tiene opinión de las cosas y una sorna cazurra que mezcla con la labia argentina, cuando a la pregunta de si él escribe sonríe y con cara de pícaro comenta: «Por la clase corre el rumor de que yo escribo».

Y va exponiendo lo que piensa del mundo o la actualidad. «Me gusta mucho la asignatura de sociales, en la que han implementado un tema sobre el cambio climático, que me parece importante pues todavía hay algunos que siguen tirando plásticos».

Recuerda de su viaje a Argentina la emoción de conocer a los abuelos pero, sobre todo, una anécdota singular: «Mi vecino tenía un perro grande. Yo salía hasta la valla y ladraba, yo, no él, y el perro se acercaba, le ofrecía mi dedo y él me lo rodeaba con su lengua».

- Hugo, ¿y lo de la Navidad qué te parece?
- Hay puntos de vista. Paraunos es el nacimiento de Jesús; para otros una excusa para comprar y consumir.
- ¿Y para ti?
- Yo le llamaría felicidad. Es un momento en el que nos reunimos miembros de la familia que muchas veces solo nos vemos una vez o dos al año, es lo que llamo felicidad.

Y yo a escucharte.