Los personajes del tío Ful: Fernando, de Peredilla

Era un minero más de la mejor época de La Vasco cuando se le presentó "un virus" que le cambió la vida al condenarle a una silla de ruedas. "Hay que adaptarse"

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
21/11/2020
 Actualizado a 21/11/2020
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Fernando pasea, en silla de ruedas, por las calles de Peredilla, aprovechando este sol tardío y que apenas pasan coches por este pueblo que fue uno de los primeros en «salirse» de la carretera nacional que va hacia Asturias. Se detiene en la plaza, ante el viejo potro que nos recuerda el pasado ganadero de esta comarca de Gordón. «Ya no queda ningún ganadero en el pueblo, Peredilla tiene muy malos terrenos para el ganado, es todo monte, roble, para cabras como mucho».

- ¿Y el potro?

- Recuerdos. Claro que hubo épocas en las que había unas pocas vacas en cada casa, era la subsistencia. En aquella época se aprovechaba la pradera hasta dentro del bosque, no había otro remedio, le economía de estos pueblos era así.

- No quedan ganaderos pero me han dicho cuando pregunté por ti que estarías atendiendo la ganadería.

- No te mintieron del todo, pero algo sí. Es cierto que, para entretenerme, tengo una burra y una yegua, que se llaman las dos igual porque, además, son iguales de tozudas y desobedientes ambas.

- ¿No te hacen caso?

- Sí les llevo la comida sí; cuando llego con el pan y el trigo entonces sí hacen caso; cuando comen se acabó... como todo el mundo vamos.

Peredilla, como toda la comarca, vivió fundamentalmente de la minería –también algunos trabajaban en Cementos y la Térmica– y a ‘La Vasco’ entró Fernando en 1982, donde trabajó hasta 1993 que... «de un día para otro me encontré muy mal». Le ingresaron en Nochebuena y comenzó un tormento, que acabó con Fernando en la UVI durante semanas. «Cuando encontraron el tratamiento el virus ya me había destrozado, en dos días, fue tremendo».

Empezó una nueva vida. «Hay que adaptarse a lo que hay, sólo puedo vivir en la planta baja de casa, pues vivo en ella... y por estos pueblos ya sabes que pocas cosas están pensadas para nosotros, en León veo que van mejorando bastante».

- Oye. Y gracias por una cosa, por no preguntarme nada de política porque si me pongo a largar no paro. Mejor así.

Pues anda, que yo.
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