Los personajes del tío Ful: Fede Martínez

Cordobés de nacimiento siempre tuvo claro que quería regresar a la llamada de la sangre en La Ercina. Y lo hizo. Mago de largo recorrido regala un truco con la tapa

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
30/12/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Fede es cordobés y se le nota algo en su acento, pero lo que más se le nota es que es mago, que ha hecho desaparecer las fronteras, que siempre está cerca y cuando te vuelves hacia el mostrador —sorprendido de la cantidad de cosas que hay en las paredes de su mesón en La Ercina— te añade a la tapa un juego de magia.

- ¿Piensa una carta?; y se va.
- Que no sea el siete de picas; musita cuando pasa por delante a servir un café y se ríe al ver que te quedas pálido cuando ves que te dice la carta que has pensado.

Fede no es el dueño del bar, pero sí le ha dado otro aire a un lugar especial, el Museo Santa Bárbara, que es propiedad de la hermandad del mismo nombre que siempre congregó a las gentes mineras de La Ercina. Con el declive de las minas llegó el del mesón, el cura Don Hilario apilaba allí todo lo que le llegaba y lo tapaba con polvo y poemas... Ya presenta otro aspecto, los clientes se entretienen mirando las viejas radios, los contadores, aparatos de la mina o el molino, lámparas y hasta el maletín de madera del masajista del equipo de fútbol del pueblo, en el que Nemesio llevaba mercromina... y una botella de orujo. «Se lesionaban hasta los del equipo rival...».

Y Fede es el duende bueno que habita allí, que te regala un truco, que habla de magia para evitar el tema más doloroso de la despoblación, la soledad, el largo invierno...

- ¿El mejor mago?
- Para mí, Tamariz.
- ¿El truco más difícil?
- No hay trucos en la magia... pero te voy a contestar, el truco más complicado es poder llegar a fin de mes.
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