Los personajes del tío Ful: Ezequiel, extrabajador del Tren Burra

Una vida vinculada al ferrocarril y memoria viva de aquellos legendarios ‘tren burra’ que eran los Secundarios de Castilla; hasta el final, pudo dejarlos por otros destinos pero no quiso

Fulgencio Fernández
16/07/2022
 Actualizado a 16/07/2022
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Siempre que se habla de la historia del recordado Tren Burra y aquellos llamados Secundarios de Castilla sale el nombre de ‘Ezequiel el de Palanquinos’ y, sin embargo, matiza él: «De aquí es la mujer y yo, como si lo fuera, porque ya trabajaba en Palanquinos cuando empecé a cortejarla».

- ¿Ya trabajabas en la estación?
- Sí y no. Me explico, yo trabajaba en el combinado, en el transbordo, que no es la estación.

Ezequiel es la pureza del lenguaje ferroviario, a cada cosa por su nombre, a cada oficio el suyo y a cada tren también. De ahí que fuimos a verlo para hablar del Tren Burra y también en esto había matices. No extraña porque es lo que mamó ya que su padre era el Jefe de estación de Castroverde de Campos.

Había dos estaciones cuando él entró en el ferrocarril, con 18 años. «En Renfe había dos factores, un jefe de estación y tres turnos de guardagujas; y después ‘en la mía’ había más personal: un jefe de estación y un factor en gran velocidad y otro en pequeña velocidad. Los del transbordo pasábamos en carretillos del de gran velocidad al de pequeña».

- ¿Era el tren burra.
- No exactamente.
- ¿La Feve?
- Tampoco. Eran los llamados Secundarios de Castilla, el genérico. El primero fue el de Valladolid a Medina de Rioseco, que iba con máquinas cuadradas, y después aparecieron el Económico, el Tren de las Mieses, la Estrechina, el Charango... Y les llamaban el Tren burra, el nombre popular, porque no tenían una marcha superior a 40 por hora, que lo ves ahora y te parece eso, paso de burra, pero compáralo con lo que había antes y te propongo una cosa: Móntate en León en una burra y vete hasta Valencia de Don Juan y verás como aprecias el tren».

Aquellos trenes de todas estas líneas de ‘Secundarios de Castilla’ fueron decayendo y a sus trabajadores les ofrecieron la posibilidad de incorporarse a otros destinos, a priori más apetecibles, pero Ezequiel sí se marchó «pero siempre a trabajos en la Feve, en mi empresa, aunque podía haber elegido otros destinos».
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