Los personajes del tío Ful: Deo, de Almagarinos

Los bares volvieron a abrir sus puertas en la provincia de León y así volvió la vida a Almagarinos pues el bar de Deo (Deolinda) no es solo la última cantina del pueblo, en él está asimismo la biblioteca, la única tienda que resiste y la terraza tiene nombre propio, el parlamento, allí se reúnen los vecinos, arreglan el mundo, como corresponde.
Los vecinos saben que le deben mucho a esta mujer que llegó al pueblo en 1980 y cuando acudimos para hacerle una entrevista a Libertad Aurora, la minera, casi «nos exigieron» que también a Deo.

- ¿Desde cuándo llevas el único bar de Almagarinos?

- Desde 1982, cuando abrí ya no había bar en el pueblo. Llegué a Almagarinos en 1980, desde mi tierra, Portugal, y dos años más tarde abrí el bar. Y hasta hoy, encantada.
- Y los vecinos más encantados contigo.

- Mejor. Yo solo tengo palabras de agradecimiento, me acogieron muy bien desde que llegué, que era casi una niña. Recuerdo una vecina, que ya murió, que era para ella como una hija. Me ayudó mucho, en todo, incluso de cosas de la vida. Recuerdo que era cuando se decía aquello de que «cuando te cases los hijos que Dios te mande» y ella me dijo, «no, los que mande Dios no, los que puedas criar».

- ¿Y ese cartel del Parlamento en la terraza, en la plaza?

- Fue una cosa de Laudino, el alcalde, que llegó un día y estábamos hablando ahí y dijo, ¿qué, dando a la lengua?y le dije, ‘no, parlamentando’. Y cuando salió alcalde trajo unas sillas, unas mesas y el cartel: El Parlamento. Y ahí sigue.

Como sigue Deo al frente del bar, organizando fiestas, comidas, el magosto, el botillo... «Celebraciones, excepto este año, no nos faltan».

- ¿Es buen negocio el bar?

- No lo puede ser, con 24 vecinos en el pueblo, pero es un punto de reunión y le estoy tan agradecida al pueblo que no pienso en el negocio. Sólo pido una cosa a cambio... que sean un pueblo unido.