Los personajes del tío Ful: Asunción la de Corcos

Trabajadora en casa y en el campo, criando a sus 14 hijos y cuidando del ganado, cocinera con la puerta abierta, buena, sigue en la brecha porque "en esta casa siempre hay algo que hacer"

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
27/10/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Asunción, la de Corcos, la madre de los Cerezal, mira tranquila por la ventana de su casa mientras piensa en si ya es hora de «prender la cocina». En el horizonte de monte y robles siempre encuentra alguna novedad —«se ven muchos corzos y jabalís, ¡que cuánto daño hacen!»— y en la tranquilidad de la cocina convive con los recuerdos de la «casa grande», porque no podía ser de otra manera.

-¿Cuántos hijos crió?

- Hijos 14, pero también a dos nietos y un vecino.

- ¿Un vecino, le parecieron pocos 14 hijos?

- Estaba con el abuelo y ya era mayor el hombre, aquí se crió con nosotros, hasta que fue para la mili.

«Era como de la familia, para nosotros como un hermano», explica Daniel, uno de los hijos de Asunción que ha regresado con ella después de haberle amputado las dos piernas.

Asunción insiste en que probemos café de verdad, de Corcos, «le gusta a todo el mundo», y unas pastas. Es a lo que está acostumbrada: «En esta casa siempre está la puerta abierta y siempre hay algo que comer».

- ¿Y algo que hacer?

- También, todos los días llega alguien, un hijo, algún conocido...

Y sonríe, «esto no es trabajo». No le falta razón a esta mujer que camina para los 90 si lo compara con aquellos años con la casa llena de hijos. «El marido iba a las obras y había que atender el ganado,cuidar de los hijos, hacer las cosas de casa... Y sin los adelantos de ahora, que esto yo no es lavar la ropa».

- ¿Dónde la lavaba Asunción?

- En el río, ¿dónde la iba a lavar?

- Y hacer comida cada día para casi veinte.

- Pues claro, ¿quién la iba a hacer? ¿Usted vino a hacérmela alguna vez? Y no éramos solo los de casa, que Daniel (su marido) era mucho de presentarse con gente a comer y no los ibas a dejar en ayunas.

Y vuelve a mirar al monte, a ver si baja Rubén, su nieto, que fue a cortar leña para la lumbre.
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