Los pelos del investigado por el crimen de Nava coinciden con los hallados en el cadáver

El cotejo de cabellos concluye que hay una "altísima probabilidad" de que el principal sospechoso estuviera en la escena o en el momento de la muerte

I. Herrera
24/02/2019
 Actualizado a 19/09/2019
En 2006 los padres de Rocío se manifestaban en los Juzgados para pedir agilidad, han pasado 13 años. | ICAL
En 2006 los padres de Rocío se manifestaban en los Juzgados para pedir agilidad, han pasado 13 años. | ICAL
El informe del cotejo de pelos hallados en la ropa de Rocío Fernández Amejeiras con los del principal investigado ya está en posesión de la Justicia, que hace sólo unos días resolvía remitir la documentación al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses para la realización de un estudio de ADN mitocondrial y/o nuclear y compararlo con el del sospechoso.

El estudio forense realizado por el doctor Frontela a petición de la familia de la joven asesinada en el año 2005concluye que los pelos estudiados que tanto costó conseguir, los del principal investigado del crimen, «tienen las mismas peculiaridades malformativas o displasias que los pelos hallados en la ropa del cadáver de Rocío», por lo que concluye, aportando más detalles sobre los mismos, que hay una «altísima probabilidad» de que el sospechoso «estuviese en las escena en el momento o con ocasión de la muerte de Rocío»; altísima probabilidad que, con el estudio de ADN podría convertirse en «certeza absoluta» abriendo la posibilidad a la celebración de un juicio por un crimen que se cometió hace ya casi 14 años.

El largo camino de los pelos

Hace ahora poco más de un año, el investigado comparecía en los Juzgados de León, tal y como ordenó la Audiencia Provincial al Juzgado de Instrucción 3 de forma reiterada y recriminando el retraso en la realización de la prueba al no ver vulneración alguna de los derechos del investigado, para que le fueran tomadas muestras de cabello a petición del perito de parte, a raíz de un informe forense particular realizado por del prestigioso doctor Luis Frontela, en el que halló varios pelos en el cuerpo de la joven asesinada. De hecho, aquel informe había permitido reabrir la causa que había sido archivada por el juzgado.

A la salida del juzgado, el sospechoso comparecía ante los medios junto a su abogado sosteniendo su inocencia y afirmando que está sufriendo un gran «perjuicio tanto personal como profesional». «Ya estoy muy cansado y vamos a ir a por todas, a que se aclare esto de una vez», apuntaba.

Su letrado desmintió que en ningún momento su representado se hubiera «negado» a hacer la prueba practicada a pesar de haber sido citado para ello en anteriores ocasiones sin que se llevara a cabo por diversos motivos, el último, que el tamaño de su cabello no daba la medida necesaria, por lo que fue instado judicialmente a no cortarse el pelo hasta la fecha de la realización de la prueba.

El abogado detallaba entonces que se le había realizado a su cliente una medición del cabello tomando las pertinentes muestras de una determinada medida que fueron «introducidas en los oportunos sobres totalmente lacrados y precintados que la señora letrada de Justicia supongo remitirá al doctor Frontela para que haga lo que de acuerdo a su conciencia tenga que hacer». Todo este proceso llevó años que se van sumando a un crimen cometido hace cerca de catorce sin que nadie haya sido juzgado por la muerte de Rocío.

Ahora, el doctor Frontela ya se ha pronunciado con su informe, en el que cree que, tras el cotejo de los pelos, se puede concluir una «altístima probabilidad» del hallazgo «de la persona autora del crimen» que, puesto en relación con un estudio de ADN que califica de «necesario», podría convertir la probabilidad en «certeza absoluta».

Un crimen de 2005

Rocío Fernández Ameijeiras desapareció el 12 de mayo de 2005, su cuerpo fue hallado a principios del mes siguiente en una escombrera en Navatejera. Desde el mismo día de su desaparición su familia recibió mensajes de texto desde el móvil de Rocío, pero parece imposible que fuera ella quien los escribiera, pues debió ser asesinada aquel mismo 12 de mayo. El móvil de la joven no ha aparecido.

En esos mensajes le decía a sus padres que se había ido a Madrid, que ya tenía trabajo y que fueran a casa del supuesto padre de su hijo a pedirle perdón porque él no era el padre. Habría sido por el desconcierto que esos mensajes causaron a su familia y por la imposibilidad de hablar telefónicamente con ella que sus padres decidieron denunciar ante la Guardia Civil su desaparición, pero Rocío era mayor de edad y supuestamente se había marchado por voluntad propia, por lo que no podían traerla por la fuerza. Pocos días después una pareja que paseaba por los parajes de Navatejera halló un cadáver, era el de Rocío.

La investigación se centró en dos jóvenes como posibles autores, el padre del hijo que Rocío estaba esperando, según ella misma habría contado a sus progenitores, y un amigo de su pueblo con el que también había mantenido un noviazgo. Las sospechas sobre este último fueron perdiendo fuerza a medida que todas las pruebas le iban descartando.

Sobre el primero no se habrían hallado pruebas concluyentes, tan sólo indicios que no han sido suficientes, según el criterio de la Justicia, para formular acusación contra él. Ahora, tras años retrasando la prueba para el cotejo de pelos, el resultado del informe parece aportar pistas importantes como para dar un impulso a este crimen lleva más de 13 años sin culpable.
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