pedro-j.-abajob.jpg

Los pecados del periodismo

24/01/2022
 Actualizado a 24/01/2022
Guardar
La obsesión de los medios en general y de algunos en particular, entre otras cosas peores que no vamos a poner ahora sobre la mesa –por decoro, más que nada– con su afán de advertir es tan insistente y perturbadora que no es de extrañar que cada día los informativos y periódicos que en la profesión llamamos generalistas pierdan seguidores y los incondicionales cada vez lo sean menos. Y si al fin y al cabo la pérdida de unos y de otros se entiende como la merma de clientes, en un momento crucial para este sector, no hace falta ser muy listo para ver que por ahí, mal camino.

Le decía que los medios tienen obsesión por advertir y alertar. Y si no se lo cree o piensa que exagero coja diez periódicos distintos de días al azar o escuche otra decena de informativos de televisión y la misma cantidad de boletines de radio y anote las veces que lee en titulares y escucha esas dos palabras. Hace tiempo, pero especialmente con todo este lío que tenemos encima desde hace dos años, ‘advertir’ y ‘alertar’ son verbos muleta que van camino de relevar a los tan abrumantes ‘supuesto’ y ‘presunto’ del corazón y los sucesos.

Unos y otros términos y todas sus variantes son la manera de decir sin decirlo, de hablar de un ladrón, de un asesino o del protagonista de un caso de adulterio sin darlo por hecho con la misma facilidad que se mete el miedo en el cuerpo del que lee o escucha culpando del desasosiego o la perturbación al sujeto de la frase, no al que la escribe ni al que la pronuncia, faltaría más.

Hoy celebramos a San Francisco de Sales, el patrón de los periodistas, y aunque a veces uno tiene que bajar la mirada y sentir vergüenza de la profesión, a dosis similares de propia y ajena, recuerdo alguna de aquellas primeras clases de la facultad donde uno concebía esto de una manera ligeramente distinta porque todavía quedaba algo de los principios que llamábamos clásicos. Informar, formar y entretener son o eran las tres funciones básicas que se atribuyen a los medios de comunicación en las sociedades contemporáneas, y ojalá la obsesión por cumplirlas a rajatabla fuera tan fuerte como la de advertir y alertar. Entre otros pecados del periodismo de ahora.
Lo más leído