Los incendios acosan la fauna del Bierzo

El fuego de nivel 1 en Matalavilla ha afectado al hábitat del oso, que vive en zonas de castaños, hayedos y robledales / El de la Tebaida afectó a pequeños mamíferos y aves

Alejandro Cardenal
16/10/2017
 Actualizado a 16/09/2019
Un ciervo huye de las llamas del incendio de Matalavilla. | ATBRIF
Un ciervo huye de las llamas del incendio de Matalavilla. | ATBRIF
2017 ha sido un año crítico para los bosques y montes de la comarca, que al igual que el resto de Castilla y León, no se han librado del segundo peor año desde que existen registros, un daño que ha llegado a afectar a patrimonios naturales e históricos como Las Médulas o el Castillo de Cornatel, pero también está afectando gravemente a la fauna de la comarca.

El Bierzo puede presumir de contar con una de las densidades de bosques más altas no solo del territorio nacional, sino de toda Europa, tal y como han señalado expertos como el profesor de la Universidad de León, Alfonso Fernández Manso, lo que permite que sea el hábitat de una gran cantidad de especies, algunas en peligro de extinción.

Es el caso del oso pardo. El último incendio de Matalavilla ha afectado a una zona de robledal, pero no ha sido la primera vez que las llamas han amenazado zonas oseras y puede provocar que el animal cada vez sea menos visible en la comarca. «Los osos no entienden de fronteras, si el monte está quemado y se quedan sin sustento, se marchan», explican desde la Fundación Oso Pardo, que si bien recuerdan que los incendios no suponen una amenaza directa para la vida de los animales, si pueden llegar a provocar migraciones o hacer que el Bierzo sea un lugar menos apetecible para ellos.

En 2014 fueron calcinadas 60 hectáreas en Palacios del Sil, una zona en la que según organizaciones ecologista había en ese momento cerca de 200 ejemplares. En 2015, en varios focos en Fabero y Vega de Espinareda quemaron cerca de 200 hectáreas en la sierra de Ancares, una de las zonas preferidas de los plantígrados, que son el caso más significativo, pero no es la única especie amenazada.

En el gran incendio de la Tebaida, donde ardieron más de 1.000 hectáreas, no solo provocó una «catástrofe» para la flora, con algunas especies endémicas, también amenaza el hábitat de pequeños mamíferos y aves, las más afectadas.
Y es que aunque la mayor parte de las hectáreas arrasadas por las llamas fueron monte bajo, la desaparición de masa arbórea afecta especialmente a la hora de anidar y de encontrar alimento, ya que como recuerdan desde la asociación de estudios ornitológicos y de custodia del territorio Tyto Alba, los incendios «afectan a toda la cadena alimenticia».
También otras especies herbívoras, como los corzos, han visto afectado su fuente de alimento, además del riesgo que supone que las lluvias arrastren ceniza y afecten a los riachuelos de la zona.

Es lo que ha sucedido recientemente tras el incendio que arrasó 9.000 hectáreas en la Cabrera. Las lluvias que cayeron poco después del incendio provocaron el arrastre de residuos, tiñendo el río de negro y causando graves daños a la fauna acuática de la zona, que según las primeras estimaciones, verán como su próxima reproducción será notablemente inferior a la de años anteriores en ríos como el Santa Eulalia.

La sequía, otro enemigo


El Bierzo ha sido uno de los pocos territorios españoles donde la población del desmán ibérico no se ha visto afectada. Según Life+ Desmania, la comarca tiene “buenas poblaciones” y tiene en los ríos Sil, Burbia y Ancares un hábitat consolidado.

Sin embargo, la sequía puede revertir la tendencia. Y es que esta especie sufre especialmente por el bajo caudal de los ríos, que tras las escasas precipitaciones en lo que va de año han visto como está bajando ostensiblemente.
Archivado en
Lo más leído