Los 'guardianes' de la sostenibilidad

El Huerto Social de Astorga 'labra' un futuro basado en la agricultura tradicional, la economía local y la preservación de las semillas

Patricia Ferrero
25/03/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Sostenibilidad, economía local, agricultura tradicional y preservación de semillas son los pilares sobre los que se sustenta el Huerto Social de Astorga, un proyecto que se gestó hace un par de años y en el que actualmente participan activamente en torno a una decena de personas que, de manera natural y ecológica, cosechan sus propios productos desde un fondo común, con el objetivo de generar una economía de «subsistencia», que según este colectivo «será a la que haya que volver», y concienciar a la población sobre la importancia de cultivar productos de la zona de manera natural, ya que en este huerto huyen del modelo «agroindustrial».

Actualmente cuentan con una finca – en suelo urbano y con riego de Villameca–, cedida por un particular, en la calle Chapín de la bimilenaria, a la que invitan a trabajar a todo aquel que esté interesado en la agricultura ecológica, pudiendo conseguir sus propios alimentos y aprender diferentes técnicas de compostaje y cultivo. Eso sí, solo con técnicas y recursos naturales.

En este huerto se han plantado ajos, tomates, pimientos, repollos, pepinos, calabazas, cebollas y fresas, entre otros productos de alimentación, pero también se utiliza para plantas medicinales con las que luego se elaboran tratamientos naturales. El modo de trabajo es »sencillo». Los agricultores se reúnen para determinar qué semillas se plantarán, porque van cambiando en función de la época... Una vez decidido el cultivo se organizan para turnarse el trabajo, por lo que, señalan, «no requiere mucho tiempo personal».Esto lo hacen guiándose por el calendario lunar. Además, trabajan por la asociación de cultivos y crean su propio ecosistema atrayendo, a partir de algunas plantas que utilizan, a insectos que eviten las posibles plagas, por lo que tampoco utilizan ningún tipo de pesticida. Lo mismo ocurre con el compost.

Los cultivadores fabrican su propio fertilizante a partir de residuos orgánicos, porque «aquí todo lo que sale de la tierra vuelve a la tierra», insisten los artífices del proyecto. Aparentemente son unos verdaderos especialistas en el cultivo sostenible, pero estos amantes del ecologismo han tenido que aprender desde cero en poco tiempo. «Nos servimos de gente que nos hace de guía y aún tenemos mucho que aprender, pero esto es adictivo y contagioso», aseguran entre bromas. Por eso animan a la población en general a sumarse a este comprometido proyecto, que reporta, según los integrantes, «grandes beneficios, porque los productos son de la zona, naturales y de mayor calidad» que los que se pueden adquirir en el mercado. Los interesados en sumergirse en esta iniciativa ‘biosaludable’ podrán hacerlo contactando a través del correo huertosocialastorga@gmail.com. Asimismo, también invitan a la gente a participar en lo que han denominado ‘La azada abandonada’, que consiste en volver a utilizar esos viejos aperos que ahora están en desuso y abandonados en las casas.

Apartado divulgativo y social

El Huerto Social de Astorga tiene también carácter divulgativo. Desde su puesta en marcha y hasta hace apenas una semana han estado desarrollando jornadas de intercambios de semilla y de convivencia a través de las que aprenden y enseñan a otros los conocimientos que han ido adquiriendo. Esto lo hacen incluyendo en estos encuentros charlas de expertos en diferentes cuestiones relacionadas con la agricultura ecológica. Destacar que, según los protagonistas, estas propuestas cada vez cuentan con más aceptación de la población, y es que, «la gente va viendo que funciona. Demostramos que es sostenible, y eso convence», subrayan. Por eso se plantean realizar más jornadas en el futuro.

Además, este huerto tiene un amplio sentido social. Si bien es cierto que uno de los objetivos que sus creadores tenían en mente cuando nació era conseguir que a través de esta propuesta las personas sin recursos pudieran adquirir su sustento, lo cual nunca llegaron a conseguir, se mantienen activos en la labor de concienciación. De esta manera, el Huerto Social de Astorga colabora con el I.E.S. de la ciudad llevando a cabo diferentes talleres.

Pero quizá una de las iniciativas más completas y gratificantes de este huerto es la que desarrolla con Alfaem León, cuyos usuarios encuentran en este espacio un lugar de «confluencia» en el que, a través del trabajo cooperativo y la exposición de diferentes patologías en primera persona, se trabaja sobre valores como la empatía, la igualdad, etcétera.

Por último, mencionar que el Huerto Social forma parte de una red de espacios y colectivos similares con los que elaboran bancos autóctonos de semillas, de las que ellos son los «guardianes».
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