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Los fraudes de la izquierda

06/02/2022
 Actualizado a 06/02/2022
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En política las precampañas, las campañas y los debates televisados –casi siempre previsibles, por cierto– suelen atentar a la inteligencia de la gente. Carecen de rigor y hasta de honestidad. Las estupideces y las frases hechas, que se visten con los falsos ropajes de las soluciones impostadas y el buenismo falaz, cabalgan desbocadas en ese alocado intento de confundir al ‘respetable’ –término taurino para definir al público– y ganarse así su confianza. Saben que la memoria suele ser frágil y con esa premisa se lanzan a la captación de votos. Y lo explotan.

Por otra parte, hay que tener la cara más dura que el cemento –una de las aseveraciones populares que define a los tramposos y embusteros– para tener el cuajo de soltar ciertas afirmaciones. Por ejemplo, esta. El candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Junta, Pablo Fernández, el exquiosquero del barrio de San Mamés, señalaba el martes a una pregunta sobre el bipartidismo ejercido por el PSOE y el PP hasta hace poco, que su organización molestaba porque ‘ellas’ –¿es más correcto expresarlo así, en femenino?– eran un partido serio y no decían una cosa y hacían la contraria. El despiporre. Que se lo pregunten a los miles y miles de embaucados que confiaron en el ‘iluminado’ proyecto de Iglesias y compañía, sociedad limitada, y, decepcionados, se han quedado con el culo al aire. Aquello que denunciaban de la casta y de los ricos riquísimos –dieron la tabarra hasta la extenuación– ha sido la estafa más descarada de los últimos años. Ellos sí que decían una cosa y han acabado haciendo otra. Y bien cubiertas las espaldas.

Hay más muestras. En esta ocasión el protagonista es Luis Tudanca, el ‘amo’ de los socialistas en Castilla y León. «Al PP –decía airoso– solo le preocupa el poder, a nosotros la gente». ¿La gente? Él, acólito declarado de Pedro Sánchez y fiel guardián de los tejemanejes de un presidente falsario y manipulador, debería ser más cauto. Y menos atrevido. Para alcanzar La Moncloa el líder del mundo mundial engañó a todo un país. Enterito. Un fraude. «Si pactara con Podemos –afirmaba muy contrariado Sánchez– no dormiría». Y lo hizo. Pactar y dormir. ¿Y con Bildu?, muchísimo menos. «¿Cuántas veces quiere que se lo repita?», respondía muy digno a la insistente pregunta del periodista. ¿Y con los separatistas catalanes?, ¿con esos?, ni de coña, oiga. Y nuevo bluf. Después quedó acreditado, que la gente le importaba un cagajón. Se importaba a sí mismo.

De momento, y para seguir en el poder –su máxima–, continúa pegado a sus ‘repudiados’ socios. Y todo porque al PSOE –que indicaba Tudanca– le importa la gente. ¡Qué estafa! Imposible ser más mendaz con tan pocas palabras. Y más ratonero.
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