Los desahuciados de Santa Elvira

Una solución para los vecinos que, en el otro lado de la moneda, deja a decenas de transeúntes sin techo, ruinoso, pero techo

Isabel Herrera
02/02/2015
 Actualizado a 16/09/2019
Hace una semana se iniciaban las labores de derribo de estos edificios. | MAURICIO PEÑA
Hace una semana se iniciaban las labores de derribo de estos edificios. | MAURICIO PEÑA
Todas las historias tienen dos caras, y ésta no podía ser menos. El derribo de las casas del entorno de la vieja azucarera de Santa Elvira ponía punto y final a un problema que los vecinos del barrio varias veces habían expuesto al Ayuntamiento.

Denunciaban que aquello se estaba convirtiendo en un gueto, que era un foco de conflictos y que existía, además, un enorme peligro de derrumbe, un hecho que, por lo visto, constataban diversos informes oficiales en los que se basaba el requerimiento que se hacía a los propietarios del suelo, entre ellos el Sareb, para que procedieran a la demolición de estas viviendas. Un espacio que, por otra parte, servía de cobijo a quienes sólo tienen como alternativa la calle. Es el caso, por ejemplo, de Mustafa, que desde entonces duerme donde puede, ayer por ejemplo lo hacía en un cajero.

Llevaba alrededor de un año yendo cada noche a dormir a las viejas viviendas de Santa Elvira. Era lo más parecido que tenía a un hogar. No pasaba mucho tiempo allí porque, según explica, día tras día, a las seis y media de la mañana salía de allí, iba a la estación de autobuses hasta la hora en la que abre el comedor de Asociación Leonesa de Caridad para el desayuno. De ahí, al Calor y Café hasta la comida, de nuevo en el comedor social y, sólo después de la cena, en torno a las nueve y media, volvía a 'casa'. Mustafa es búlgaro y dice que tampoco se relacionaba mucho con sus 'vecinos'. Había otros cinco compatriotas suyos, tres o cuatro portugueses, alrededor de quince españoles "y muchos rumanos, muchos, no sabría decir cuántos".

Lleva en León cuatro años y ocho meses, pero hasta hace un año vivía en una habitación que pagaba con el dinero que ganaba trabando, sin contrato, pero trabajaba, pero lleva un año sin un sólo ingreso. Conoce los distintos recursos que ofrece la ciudad para quienes, como él, no tienen un techo bajo el que resguardarse, pero ya ha cumplido con el tiempo permitido y tendrá que esperar para poder volver, por eso ahora estaba durmiendo en Santa Elvira.

El lunes, Mustafa estaba cenando en el comedor social cuando un compañero de fatigas le dijo que si tenía ropa o algo en las viviendas fuera a por ello porque había visto máquinas y policía. "Fui al terminar la cena a hablar con un agente y yo, en realidad, lo entiendo, están en su derecho de tirar las casas, aunque es cierto que yo me quedo en la calle". En realidad se queda 'más en la calle' porque las condiciones de aquellos edificios era ruinosa aunque como dice Mustafa, era un techo. Ahora confía en que la ayuda de emergencia que está tramitando a través de Cáritas le llegue pronto y pueda regresar a su país o, como mínimo, alquilarse una habitación para poder sobrellevar el invierno leonés.
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