Los deportistas

Mi deportista tiene el cuerpo tatuado de triunfos y fracasos, pero él sigue compitiendo y con su stick conseguirá arrancar al pebetero el corazón negro de la inmortalidad

Nacho Guarido
09/08/2021
 Actualizado a 09/08/2021
Parte de la escultura titulada "Los deportistas" de Nacho Guarido (en papel puede verse la obra completa).
Parte de la escultura titulada "Los deportistas" de Nacho Guarido (en papel puede verse la obra completa).
La capacidad de superación del ser humano se puede percibir en muchos momentos del deporte. Bethany Hamilton, surfista a los 13 años. Un tiburón le arranca un brazo. Lejos de dejar ese deporte siguió sorteando las ‘olas de la vida’. Llegó a ser una de las 50 mejores surfistas del mundo.

Michael Phelps, un deportista que no tuvo un camino sencillo. Sufrió de trastornos por déficit de atención con hiperactividad. Canalizó todas sus energías en la natación. En unos Juegos Olímpicos ganó 8 medallas él solito. Así es el mundo del deporte de alta competición, ingrato, largas sesiones de entrenamientos, sin poder disfrutar de amigos y familiares, recluidos como monjes cartujos para poder subir a lo más alto del pódium.

Todos sus sueños se vienen abajo por el detalle más pequeño, por eso cuando lo consiguen son de-nominados ‘superhéroes’.Este trabajo está compuesto de diferentes piezas de madera encontradas en las orillas de ríos y lugares donde viven los ‘duendes’ del éxito. En el momento de trabajar en la obra comenzaba la Eurocopa del 2008 y en ella participaba mi país.

Como siempre, íbamos con la mayor ilusión, pero la parte negativa de la opinión los tachaba de mediocres, desde al entrenador hasta el último de la expedición. Los resultados comenzaron a ser favorables y entonces todo cambió. Todo eran alabanzas para todos. De la misma manera que fueron calificados como mediocres, regresaron siendo Campeones de Europa. Entre el fracaso y el triunfo hay una delgada línea. Supera tus miedos.

P.D. Mi deportista tiene el cuerpo tatuado de triunfos y fracasos, pero él sigue compitiendo y con su stick conseguirá arrancar al pebetero el corazón negro de la inmortalidad.

Guarido, ponferradino de adopción pero de Villaseca de Laciana de nacimiento, despuntó como artista en su paso de niño por Alemania, aunque no lo sabía. Pero, a los 25 años, el mensaje que quería expresar tomó forma. Y es que Nacho cuenta siempre. Sus esculturas necesitan un discurso para destaparse del todo. La estética no tiene sentido para él sin esa forma de testimoniar lo que vive, lo que rechaza, lo que ama…Y aquí viene a contarlo este verano. Cada verbo, una pieza de arte, cada objeto, su mensaje.
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